Las borrascas marean los aires,
los pájaros crispan las alas,
agudizan sus gritos,
detienen el apetito.
Qué zumo amargo el de las plantas.
Corren raíces por los astros,
y sacuden, las lluvias, sales
que hierven en las resquebrajaduras.
Se vuelca la oleada telúrica
para esconder en las entrañas,
la raza humilde y paupérrima
que vence dureza y pompa.
Los crepúsculos rotos en corazones
rozan la sangre triste
en los hogares enmudecidos.
Capullos humanos sembrados,
semillas de huesos, de sangre
penetran la tierra, se esparcen en el cielo.
Aluvión descarnado y asolador,
cobrando de los pobres su existencia.
¿ Quién sopló la pólvora abrasadora?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario