Canción
Miraste con ojos tristes,
la inmensidad de la pradera.
El río de claras aguas
que discurría en meandros,
rumbo al mar lejano.
En tu reflexión,
contemplaste el instante
de conocerme,
como el que encuentra
un objeto perdido.
Mirabas el sembradío
cubierto de frutos varios,
un cielo azul y blanco
con sol de ligero amarillo,
que tornó tus ojos en pabilo encendido.
Pensaste en mí.
Aunque yo estaba
a tu cálido lado.
Viste tu dura vida
y mi dulce llegada a ti.
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