Al amarrarme blancas zapatillas.
Hice un gracioso lazo de cordones.
Era semejante a una florecilla.
Que abriera en primavera sus botones.
El raudo viento en agitación del juego,
mecía recio las blancas flores lazos.
Soltó los pétalos cordones, luego.
Y caí súbito tendido de brazos.
Risa boba estalló cándida en mí.
Contagió a todos con la hilaridad.
El dolor yo sólo también sentí.
No quedaron flores en soledad.
sino largos cordones desatados.
Y mi cuerpo de arena taraceado.
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