Este poema fue organizado y compilado por Carlos Mercado Galartza desde la obra Sonata de Primavera, de Ramón del Valle- Inclán.
María Rosario lloraba en silencio.
Sus claras pupilas llenas de lágrimas.
Como arroyos silenciosos que parecen
llevar dormido en su fondo, el cielo
que reflejan.
Resplandecía hermosa y cándida : una madona.
Tiembla en sus dedos la aguja
que enhebra el hilo de oro,
y en el paño de tisú, florecen las rosas
y los lirios.
Estreché una mano de María Rosario,
pero ella la retiró con vivo enojo.
_ ¿ Qué hacéis ?
_ Que os adoro !
Ella suspiró con angustia.
Han pasado muchos años,
y al recordarla ahora
todavía se llenan de lágrimas
mis ojos áridos.
Ella fue el único amor de mi vida.
( págs. 26-28-29-36-37, Sonata de Primavera, sexta edición, Espasa- Calpe, 1965 ).
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