Estamos sentados a la mesa en un ángulo del bar. En ambas caras de las paredes se exhiben carteles de tres culturas diferentes : España, Argentina y Puerto Rico. Aunque el ambiente ha creado una atmósfera de oscuridad suave y azul, que nos recuerda la vieja canción : ( Vas a quemar tus alas mariposita, entre la tenues luces del cabaret... ), los póster se aprecian con claridad, porque hay unas disimuladas bujías de neón que arrojan claridad sobre ellos. Una de las amplias láminas enmarcadas presenta a Carlos Gardel vestido de gaucho, rasgando una guitarra con que se acompaña al cantar. Otra ofrece la orgullosa figura, bien " plantá " de una bailarina gitana del " cante- jondo ". La tercera imagen nos trae al cantor trovador Ramito, vestido a la usanza del campesino boricua, con pava y un gallo de lidia que sujeta con sus dos manos.
De forma alternada se escucha un fondo de música instrumental en tono bajo, pero que se percibe decifrablemente : es el tango Uno cuya música es de Mariano More, pero cuando se vocaliza la letra es de Enrique Santos Discépolo. el mismo autor de Cambalache.
Hemos dejado atrás un grupito de minutos, casi sin darnos cuenta, por el disfrute de la música y las cervezas. Ahora escuchamos a Pasión Vega interpretando " Lunares " Al pasar el momento en que cantaba Pasión, hemos dado al fondo, en el bistro, sobre la multitud de botellas y copas colgantes, con el vistoso rótulo : Bar las Tres Naciones.
Ahora comenzamos a oir " Una mujer en mi vida " de Ramito. El establecimiento está repleto, sin embargo apenas se oye el rumor de las conversaciones.
Hemos distinguido un llamativo tonel de roble barnizado, circundado de seis cinturones de acero que juntan apretadamente los tablones que lo conforman. En el tope circular reposa un vaso o vasija, campaniforme, de mediana altura, tiene rayas alrededor que guardan un equilibrio de espacio. Esta vasija rezuma una presencia de siglos, posiblemente griega del neolítico helénico. No tiene asas, es estructuralmente una fiala. Han colocado dentro de ella, tres botellas : una Rioja cabernet sauvignon, la segunda es Peñaflor malbec. La tercera botella no tiene etiqueta. tampoco trae embocadura sellada. Sólo un corcho puesto a mano en su boquilla. Confunde su color a un cereza de Mendoza, pero no lo es. Es un
"curao " de Pezuela de Lares.
Las tres botellas se abandonan reclinadas al borde de la vasija campaniforme. Rodeadas en el interior de la pieza arqueológica, por un manojo de guayabas que expelen su olor
frutal incofundible. Alrededor del recipiente, en la superficie del tonel, yace una espuela plateada junto a unas boleadas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario