El famoso y emblemático cuadro El Velorio de Francisco Oller Cestero, excepcional pintor puertorriqueño del siglo XIX, creado alrededor de 1893, no es tan original como se creía.
Sabemos que Oller participó y perteneció al movimiento del impresionismo en París. que después de su regreso a su patria, ( 1865 ) continuó relación y vínculos con sus amigos impresionistas galos por medio de misivas. En 1866 recibe carta de Guillerme instándolo a regresar a la capital francesa. Pero Oller se afinca en su país y desarrolla su obra realista- impresionista que lo distinguió.
De alguna manera, Francisco Oller se acercó y conoció la destacada obra pictórica, La Última Cena, de Federico Barocci pintor italiano del renacimiento, ( 1535- 1612 ).
Le impresionó la armónica composición de los personajes que concurrían al momento sagrado. Frente a ese cuadro concibió la idea para pintar un baquiné criollo que llamaría El Velorio.
La escena que se observa en El Velorio, tiene intensión exógena : muestra el mismo colorido, el juego de movimiento, la sutil energía, la impresión cinética, la actitud lúdica, la mirada hacia un objetivo en la altura, la presencia del perro, el niño que toma algo de una cesta en el piso. Quien contempla y examina La Última Cena, de Barocci, por fuerza, se ve impulsado a recordar el cuadro El Velorio de Oller pintado tres siglos después.
En El Velorio, se traza una concurrencia costumbrista, pero la vitalidad del cuadro es plenamente impresionista.
Había esta vez, que el padre Denny Cruz Cuevas, estando en Italia descubre este supuesto.
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