Una casa, un patio, una piscina.
El agua de la alberca
refleja las llamas de las antorchas
flameantes en la noche oscura.
Las voces, las risas,
el chapotear de palmadas en el agua
fría.
Las conversaciones, los rumores,
la diversión.
Los signos de la alegría
en el frugal sarao.
El aire cálido del verano
ondea las lumbres
de las teas
que se proliferan en las aguas
unidas a las luces de las estrellas.
Al otro día,
todo el esplendor bello
de la noche pasada,
desapareció.
Las antorchas apagadas
parecen espantapájaros
de mimbres secos.
Las aguas quietas, dormidas.
El patio como una campana
callada y sin badajo.
Como una pareja después.
Sin amor, sin pasión.
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