Poemas extrapolados de la obra Sonata de Estío de Ramón del Valle-Inclán.
Organizados y compilados por Carlos M. Mercado Galartza.
La Niña Chole estaba muy bella
arrebujada en túnica de seda.
Sus mejillas se teñían de rosa.
Su belleza india, aquel encanto
y el mirar sibilino,
con bellas actitudes de ídolo.
Sus hermosos ojos
me acariciaron con una mirada larga.
y asomaron dos lágrimas en sus ojos.
La Niña Chole era una tentación.
No quería que yo la tocase.
Ella sola, muy lentamente
desabrochó los botones
de su corpiño.
Desentrenzó el cabello ante el espejo.
Se contempló sonriendo.
Parecía olvidada de mí.
Cuando se halló desnuda,
tornó a sonreír y a contemplarse;
semejante a una princesa oriental.
Ungióse con esencias.
Después tendióse en la hamaca.
Yo quería gozarla
en la quietud sagrada
de aquella noche
de un azul profundo,
apenas argentado por la luna.
El céfiro nocturno
traía del jardín
aromas y susurros.
Allá en el fondo tenebroso
del corredor,
el reloj de pared,
dio las doce.
La Niña Chole murmuró
y suspiró.
El silencio es arca santa del placer.
( págs., 121-141-149-161 ).
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