Poema
Toledo, profusión de tejas y piedras.
Erigido desde la tierra parda,
ardiendo en el color del barro.
Te elevas a la plegaria
con las catedraticias agujas,
que pulsan las nubes,
en las madrugadas de aires quietos.
El Tajo bordea terso,
con vigilia de tapia acostada.
Enjambre de vencejos y palomas,
te mueven el viento.
Las volátiles aves,
castañuelean tu espacio real.
Te ciñen tu entorno olivos y rocas,
el Alcázar toca el cielo de Dios.
Los peregrinos del mundo,
recorren tus calzadas.
Las campanas de la Catedral
torean las horas de siesta y labor.
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