Tus manos cálidas aún
por las faenas hogareñas,
transferían a las mías ardores de cocina.
La gente conversaban inmersos en el mar.
Nosotros con sales y sol sobre las frentes
caminábamos.
Hablábamos
sellando
fugases besos,
fundidos en lumbres
mientras los pies palpaban el polvo de oro
que corona la playa.
( DE Caminos de playas, poemario sobre el mar.)
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