La cancha abre sus girasoles.
En las gradas, hoy se mueven
cabezas, se agitan raquetas,
se estiran piernas;
las aspas de las manos
crean los molinos
para triturar aspiraciones contrarias.
florecen las conversaciones.
Se enciende el humor.
Estallan las risas,
pero se sigue la gracia
de los sembrados.
Concluye una pareja,
invade el campo
nuevos tenistas.
El tiempo se nos alarga,
se nos escapa la vista
hacia unas zonas de grises nubes.
Comenzamos a oir los golpes
y, hasta diferenciamos impactos.
Los empates se alargan,
se alargan.
Sentimos cierta urticaria
que nos recorre el espinazo.
Al cabo, finaliza el juego.
Entran a la cancha
cuatro sembrados.
El juego es más ancho,
es aparentemente lento.
Ha recorrido una fracción
de tiempo. Pienso :
¿ cuánto tiempo más esperaré ?
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