Tristes los pueblos
lamentan tristes,
el infortunio
de no ofrecer
una cancha de tenis.
Los jóvenes sueñan el tenis,
pero los pueblos
le niegan la gracia.
La juventud
reclama con vehemencia,
la soñada cancha de tenis.
los muchachos como peces
saltan para hundirse
en las sombras
y, en la desidia,
de las tardes ociosas.
Oh los pueblos tristes
que sollozan
por las esquinas
entre zarzas y espinas,
llenos de palabras sedantes.
niegan el campo de tenis.
Por las noches,
al pueblo lo hieren
los llamados al mundo
de las tinieblas,
con mortales estocadas.
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