Paseas tu sonrisa
por los césped del mundo.
Llevas en tu acento
el verbo de Puerto Rico.
En tu piel acanelada,
evocas la canción de Bobby Capó,
en tu gracia y simpatía,
el fililí de las boricuas.
Nueve títulos del Grand Slam,
en pareja, tu raqueta
ha conquistado.
Te unes a los grandes
deportistas y artistas
que consagran al país,
desde los taínos al presente.
Esa bola de luz
que en la arcilla
galés se desliza,
en la grama inglesa
destella como estrella
fugaz.
Es luciérnaga cetrina
y llena de claridad,
como un sol,
el corazón.
Gigi, Gigi.
Es una sístole,
es un canto,
como lo escuchó Ulises
en las aguas del mediterráneo.
Atraes a los puertorriqueños
a lanzarse al regazo
de tu gloria, Gigi.
Venusta tenista,
Francia te ofrece vítores
y el Arco del Triunfo.
Inglaterra conocía la Beatriz de Dante.
Ahora adoran otra Beatriz.
Gigi Fernández.
Las campanas tañen arrebato
y, nuestros artistas buscan el mármol
para cincelarte.
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