Alguien casi desnudo
del color de las hojas
secas. Con una oscura
noche en el cabello,
sopla, desde el fondo
de la historia,
un nacarado caracol
y caen las estrellas.
Tienta tu inmensidad,Mar.
Pensamos en pretéritas épocas.
Aquellos ingenuos temores,
donde los antiguos marineros
presentían monstruos
en el abismo del horizonte.
La vetustez mar, de tus olores,
el matiz del espíritu
de las Antillas,
las enérgicas espumas
reflejan el afán
de las manos generacionales.
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