Ahora los fiebrú dicen que la luna
es una bola de tenis,
lanzada al poniente
por el duro servicio del tiempo.
Dicen también,
que en sideral boleo
se suspendía
por encima de una
malla de nubes
pronta a caer
encendida de fosforescencia
sobre la cancha azul,
en dejadita sorprendente.
Y hasta creen que retrocede
temblando en el espacio,
porque mueven sus cabezas
localizándola en puntos
distintos :
más grande, cuando cerca,
más chica, cuando lejos.
Cuando el corvo brazo
gris de la montaña,
azota la bola de tenis lunar,
destella los haces
veloces de su vibración.
Pasa sobre la red
del temprano pescador,
el negro remo pega fuerte,
enviándola sobre la cancha
marina, a los arrozales
del oriente.
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