Del poemario Esencias de los hogares
Se acercaba a Antillas huracán .
Con fuerza e ímpetu cinco, el torbellino.
En el hogar, la inquietud como afán.
Tapiaban ventanas, era el destino.
Después se comía: pan , queso y café .
La noche con zumbidos y sin luces.
Restallaba lluvia y furia sin fe .
La madre, en murmullo oraba de bruces .
Lumbre hogareña vigilaba horas.
Hasta que nos echábamos con sueño.
Soñábamos con mares bravo y olas
En la mañana, el otoño hogareño
el jardín mustio, ya muertas las flores .
En el alma y ánimo tales dolores