jueves, 18 de junio de 2015

Cultura versus barbarismo

La incultura deriva o desemboca en violencia, anarquía e inhumanidad. Sin soslayar los múltiples factores que inciden en el nacimiento y desarrollo de la conducta bárbara, lo medular y cierto es que el abandono de una elaboración educativa, por parte del individuo que la inicia, lo enfila y moldea luego, al analfabetismo cultural y de ahí, al anquilosamiento de sus sensibilidades, donde donde se convierte en sujeto destructor de la paz ciudadana y, un mega--peligro para la sociedad.

Los grandes valores de la sociedad universal, en los campos del arte, la ciencia, la economía, la sociología, la religión y la tecnología, en su acercamiento desde lo sencillo a lo complicado, procura infaliblemente humanizar al individuo. Una persona humanizada a través de estos valores universales, desarrolla en su conciencia, elementos que pugnan con vehemencia frente a las intenciones de malignidad, por más atractivas y seductoras que se presenten.

Cómo se mantendrán, los jóvenes, en el proceso educativo y de qué forma se allegarán a esta gestión educacional, los que evadieron estos rumbos, es otro tema a enfrentar. Lo cierto es que el respeto por el prójimo, por la humanidad, se irá fortaleciendo en la medida en que los jóvenes transcurran el proceso educativo.

Las artes y los inventos fueron el motor del mundo. Ellos simplemente, eran acicate de los sueños del hombre. El hombre que no sueña no entra en el camino de alcanzar lo soñado. Pasa las ocasiones urdiendo actos de adversidad. En aquel tiempo, se observaban cuadros, se contemplaban catedrales, se examinaban estatuas, se leían poemas. Porque en las artes el creador mueve al contemplador o catador y estos a sus inmediatos y se promueve una concatenación arrobada y agradecida. En el agradecimiento crece el respeto a lo individual y a lo colectivo.

En Argentina un buen sociólogo comenzó a leerle poemas a los confinados, una vez por semana. Al tiempo breve, los presos sugirieron dos veces en semana. Al final del experimento, redacta la noticia, se operaron cambios positivos en la conducta de los cautivos. Aún hoy, nosotros nos admiramos con las maravillosas vasijas de los aborígenes, con sus dibujos, petroglifos y demás maravillosos objetos del arte.

Esos artistas indígenas abrieron sus secretos de vida y cotidianidad a estas generaciones y las venideras. El arte y la cultura en general, puede evitar el impacto detrimental en nuestro país del detritus social, que de alguna forma hemos ayudado a prosperar.


martes, 9 de junio de 2015

¿ Realidad o fantasía ?

He escuchado este monólogo.
-- Tuve que preguntarle, a lo largo de los años, si él había asistido a un casamiento o a la compra de una negrita esclava.
-- Sí porque me levanto a las 6:30 a.m. Comienzo a preparar el desayuno. Después barro la casa, recojo las camas y echo las sábanas y fundas en la lavadora, conjuntamente con otras ropas de mis amados. Le paso un pañito a los muebles : mesas, sillas , televisores, retratos y cuadros. En mi caso, no pongo salsa ni pachanga, pero escucho El amor brujo,
o Noches en los jardines de España, de Manuel de Falla. También lustro los cristales de los ventanales, pero no todos los días. Cuando me toca pasar estropajo a la casa, esta actividad de limpieza se suma a todas las demás en el orden del día. A eso de las 11:00 a.m. ya estoy en la cocina confeccionando el almuerzo de medio día. Soy de las que inmediatamente, al concluir la comida, salto a fregar, no soporto trastos en el fregadero.
A las tres hay café y merienda, es nuestra costumbre. No ha pasado mucho tiempo, cuando ya estoy de vuelta en cocina, para la cena de la tarde. Huf! Cómo cansa ser esposa de un puertorriqueño.
-- A veces pienso que si estuviéramos desahogado financieramente, contrataba una mucama para que me dé una mano y, de paso le dé a oler la muguruza a mi marido, pues encontraría un poco de aliento.
-- Al caer la noche, él se arrima a mi lado y mete sus dedos en mi cabello y comienza a rascarme la cabeza como el que espulga piojos. Yo me quedo casi dormida, pero pronto noto que ha comenzado a hacerme una mamografía. Después cuando ha navegado sobre mi cuerpo, cae exhausto y ronca. Yo aprovecho, voy a la ducha y luego en la sala, disfruto de dos horas de lectura. De fondo oigo Le sacre du printemps, de Igor Stravisky, mientras leo Los pilares de la tierra de Ken Follet.

Comento sobre este monólogo:
El sagrado amor que los hijos depositan en el noble recuerdo de las madres, se sustenta, entre otros motivos, por el intenso volumen de esfuerzos que ellas descargan en el trayecto de sus crianza.

jueves, 4 de junio de 2015

Poesía en French Open Tennis 2015

Los ojos verdes de Safarova
no tienen mar ni reflejan lago;
en ellos se asientan las hojas
de los montes criollos.
Los ojos verdes de Safarova
no deslumbran como esmeraldas
ni arden en lumbre de estrellas;
sino que evocan las cintas
que cruzan a los cromáticos
papeles de los presentes.
Los ojos verdes de Safarova
no brillan en color de esperanza
ni llevan en su fulgor
la luz verde de las pasiones
de don Juan;
pero proyectan la sombra
de las fuentes de atardeceres
cuando sus aguas
caen desvanecidas
al regazo acuífero asombradas.