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miércoles, 26 de febrero de 2014

Aníbal Dicupé

Aníbal Dicupé o ( Decoupe ), porque este apellido es autenticamente originario de Francia. Aníbal es un ciudadano lareño, orgulloso de su niñez y adolescencia vivida en el legendario sector El Peligro.

ße cuenta que los lugareños de ese hábitat pueblerino, eran personas tranquilas, trabajadoras, amables, hospitalarias y tenían aún, más atributos que los engrandecían.
¿ por qué entonces, el toponímico El Peligro?

Me informan que el tenderete de escalinatas como conducto para llegar a los hogares eran de absoluta inclinación. Con las lluvias y el sereno o relente, crecía liquen o musgo y el caminar sin cautela, podía ocasionar una caída que quebrantaba los huesos o te machucaba el cráneo.

Aníbal tocaba guitarra y cantaba. Su voz era suave, de tono bajo, pero agradable y se adecuaba a los boleros. Para aquella época se llevaban serenatas y se participaba en distintas actividades artísticas en el pueblito y fuera de él.

Un día decisivo, Aníbal partió para E. U., y con los años transformó su cuerpo en Mr. músculos. Se convirtió en un joven fuerte de prototipo atlético. Pero sus sentimientos, su apego al pueblo y a su país se sustentaban íntegro. Ahora, tras haber pasado una etapa de su vida, sentía nostalgia de su pueblito y la gente que lo conoció.

Aníbal es de esas personas cuya estructura espiritual está constituida o profundamente integrada a la existencia de su pueblito de Lares. Extrañamos su presencia y sus saludos.
Le deseamos salud y suerte, que regrese pronto.

martes, 7 de mayo de 2013

Cuadragésimo aniversario

Los muchachos me invitaron a su amada celebración. Estuve con ellos disfrutando. Pero ahora ellos también eran adultos. Los veía en un hormigueo platicando animadamente alrededor de las mesas. Eran ciudadanos adultos cuyos rostros ya no tenían la brillantez de la adolescencia. Pero tenían alegría en sus expresiones y, allegaban a sus mentes la rememoración de una época dorada.

Se develaron noticias entre ellos, informaciones de volátiles acontecimientos propios de las personas que ya no se ven con la frecuencia deseada.

En aquella época en que ellos cursaban la Escuela Superior, en el esplendor de la adolescencia, yo que fui su maestro, hacía cinco años que había arribado a la adultez.
Cuando se acaba la adolescencia y se penetra a los veinte años, hasta los veintinueve es un estadio de años juveniles en que se va fraguando el cuerpo y el espíritu para entrar a la vida adulta que comienza a los treinta años.

Ahora los compañeros maestros estábamos frente a aquella clase graduada que cumplía 40 años de la gesta inolvidable. Les dije que para aquel tiempo, ellos emprendían el desempeño de aprender y, nosotros la tarea de enseñar que en planos distintos, es una misma función transdisciplinaria que es la educación.