miércoles, 21 de marzo de 2012

El juego de los pitirres

A nuestra cancha
la guardan los árboles.
En ellos habitan las aves;
Pero sólo los pitirres juegan.
Cuando desvanece el crepúsculo,
se encienden los faroles.
Entonces aparecen los insectos
a tomar baños de luz.
Su vuelo en tirabuzón,
alrededor de los faroles,
dificulta su captura.
Los pitirres se desprenden
de las ramas
y en aéreas maniobras,
esquivando el celaje de la bola
cazan en el pico
el coleóptero dorado.
A veces, dos aguerridas avecillas;
como pequeñas naves motorizadas,
surcan en hondonadas la cancha.
A una se le escapa el insecto,
la otra zampa en su pico
la presa volátil.
Con los golpes de raquetas
se escucha el batir de las alas,
como frenéticos aplausos
por nuestras jugadas.

Deuce

No era bueno el sol
de las once de la mañana.
A esa hora amarilla
me tocó jugar.
A mi edad el sol
traspasa y desvanece.
La cancha estaba
verde y bronce.
El oro de la bola
trazaba arco iris
con sus destellos
de velocidad.
El encintado de la raqueta
comenzaba a abrir su grifo
y, la mano palpaba el surtidero.
Los puntos escapaban,
la tenacidad los rescataba,
pero nunca alcanzaba ventaja.
¿ Será la equidad una ventaja ?
El combate entraña
una lucha voraz y feroz;
nos hace sentir la vida.
Pensé subir a la malla.
Cambié una bola número uno,
por otra número tres.
El albur trajo mi suerte.
Golpes de frente,
golpes de revés.
Entonces caminé en llamas
y sobre la red, estreché una mano
exánime con una espada de sol
en el corazón.

Torneo

Hoy arden colores en la cancha.
Al costado, frente a las gradas,
una trulla de entusiastas
muchachas.
Llevan faldillas anaranjadas,
blusas blancas sin manguillas,
muy cortas que dejan al aire
el sello umbilical.
Están inquietas, atronan
el ámbito con sus gritos.
Agitan globos púrpuras de fieltro
erizados.
Una de ellas luce
una fez de penacho escarlata.
Se enarbolan banderines
que tremolan con los puntos
de los nuestros.
La percusión de los varones,
ritma la música movida,
mientras la fanaticada,
golpea las palmas
al son de las notas.
Pero este barullo
se desata al cabo de los puntos.
Por lo demás, el silencio
es absoluto.
Los nuestros concentran
en sus estrategias.
Al final, la eclosión
esparce sus ondas.
Los colores se agitan encendidos,
por nuestra gran victoria.

Canchas desoladas

Llegué al pueblo
en la soleada mañana.
En mi auto, los tenis,
las bolas y raqueta.
Conduje apresurado
para realizar la encomienda,
vestido de domingo.
Bajo aquella ropa,
me incomodaba un corto
pantaloncito.
Estuve en la cancha.
Eran varias las superficies,
pero mostraban resquebrajaduras
y entre ellas, un escozor de hierbas
asomaban sus codos peludos
como extraños seres,
que se apresuraban a emerger
del fondo del planeta.
El sol deslumbraba el solado.
El retículo henchido
con el soplo
de la brisa,
era una vela abandonada.
Recordaban, aquella estancia
tenística, las mesas con utencilios
y cubiertos,
manteles y servilletas,
pero sin alimentos y comensales;
un refectorio a la espera
de los invitados.
Una inquietud invadía mis sentidos.
Un deseo de jugar arañaba
en mi ansiedad,
y la paz,
y el silencio
alargaban el tiempo
y me infligían la derrota.

martes, 20 de marzo de 2012

Tenis lunar

Ahora los fiebrú dicen que la luna
es una bola de tenis,
lanzada al poniente
por el duro servicio del tiempo.
Dicen también,
que en sideral boleo
se suspendía
por encima de una
malla de nubes
pronta a caer
encendida de fosforescencia
sobre la cancha azul,
en dejadita sorprendente.
Y hasta creen que retrocede
temblando en el espacio,
porque mueven sus cabezas
localizándola en puntos
distintos :
más grande, cuando cerca,
más chica, cuando lejos.

Cuando el corvo brazo
gris de la montaña,
azota la bola de tenis lunar,
destella los haces
veloces de su vibración.
Pasa sobre la red
del temprano pescador,
el negro remo pega fuerte,
enviándola sobre la cancha
marina, a los arrozales
del oriente.

Oda al Tenis

Bola vegetal, con brillo de estrella.
Palpitas de un lado, palpitas de otro.
Por encima de una red de pescador,
hacia unos puntos destinada.
Te hundes como en el mar,
de picada, como la gaviota.
Emerges con delicioso punto, desvanecida,
bola, lampo fosforescente.
Verás la raqueta como enemiga.
Nosotros la queremos como aliada.
Cuando ella te fustiga,
no nos conmueve,
sólo nos duele que yerres
tu bote en la red, en el césped,
perdamos la ventaja
y nos quiten la victoria.
Tenis juego de caballeros,
y de castas damitas.
Te sueño en las noches
de canchas espléndidas
y me falta la raqueta
o no llevo mis tenis
o en la soledad,
ni un alma se presenta.

En las tardes perezosas de mi pueblo,
en la penumbra de los árboles
jibaritos, con los amigos de bellos corazones,
en la verde cancha me siembro
con malla, raqueta y bolas.

Pasión del tenis

Poemario deportivo

Índice

1era. Parte 15 ------------ 15 poemas

2da.  Parte 30------------- 0 3 poemas

3era. Parte Ventaja------- 0 4 poemas

4ta. Parte Tie Brake------ Prolongado

5ta. Parte Match Point---- 1 poema


Mis comienzos en el tenis : Una bola de tenis, gira en el espacio del tiempo.
Era color marrón, que había sido blanca. La trajo mi hermano mayor a Lares desde Río Piedras. Fue una gran alegría, porque era distinta a las demás bolas. Ese fue mi primer vínculo con la raqueta y la bola aterciopelada. Aunque yo lo jugaba con la palma de la mano a los ocho años. Después cuando tomaba mis créditos de maestría en literatura en la U. P. R., me sentaba a estudiar en los palcos de las viejas canchas de tenis, detrás de la residencia de señoritas. Allí prendió de nuevo mi entusiasmo tenístico en aquellas tardes de calor y fervor. Entonces compré una raqueta de madera y un cilindro de bolas. Con mucho esfuerzo y dedicación aprendí este apasionado deporte: era la década del sesenta. Hoy ya retirado estoy más en la cancha que en mi casa, según dice mi esposa. He escrito un poemario sobre el tenis, titulado: Pasión del Tenis y un libro de cuentos cuyos temas se desarrollan en el ámbito del tenis.

martes, 13 de marzo de 2012

La fuente mágica

Oh Barcelona, Barcelona!
Junto al clásico mar mediterráneo.
Tu fontana de cristales y perlas,
que se desgrana
en pedrerías de colores.
Salomé de las ninfas
danza con cadencias y velos
mojada de mágica música
y encendidos celos.
Gaudí desde el cielo,
en eterna vigilia,
convierte tus aguas
en la imagen de la Sagrada Familia.

Flauta travesera

Reclinada sobre el punto de incidencia,
sostenida por el aura del horizonte y del mar.
flotante y longitudinal :
como una estatuilla desnuda,
con puntos de destellos broncíneos,
que se apagan y se encienden
en la luz de la noche.
Delicada música oscila.
El hombre mítico sopla en tu oído,
un aire cadencioso de flauta dorada;
de cálido escozor,
de irrigante armonía.
Un bajorrelieve de alcores
mueven su ímpetu de crisálidas
acariciadas por las tibias
aguas del suave mar.

Una garza azucena

Temblorosa en las móviles olas,
una garza como una azucena
de blanca aurora,
hunde sus espigas refractadas
en las verdes y blancas aguas.
Repecha las suaves ondas,
tirando el bastón de su cuello,
buscando un pez de plata
para su temprana mesa.
Ven sus ojos, alcores de aguas,
que viajan volcando
en las frágiles cumbres,
las blancas rosas rumorosas.
despega en vuelo,
cegada por esplendor
de destellos,
azotada de ráfagas oceánicas,
elevada hasta los cristales
de cielos y mares.

viernes, 9 de marzo de 2012

Au revoir mer

" Heme aquí frente a ti, mar, todavía..."  (Vicente Aleixandre, Antología total, Mar del Paraíso ).

Aquí concluye mi poemario
sobre El mar.
Decimos adiós a sus dársenas
y piélagos, a su estrella del norte,
a la rosa de los vientos;
a las barcarolas
y los algres bañistas.

Guardaremos en nuestros sueños,
el escozor de sus arenas.
En los ojos el mar nos acompañará.
Buscaremos otros temas
para nuestros besos
y las noches de silencio :
Chao !

Vientos

"Sin memoria, inmortal, el aire esplende.
El aire ignora qué habitó en tu pecho."  (Vicente Aleixandre, El aire ).


En el nido de los vientos
cuyos lienzos son de aguas,
unos ímpetus o energías
los lanza a la búsqueda
sonora de los árboles.
Se encuentran contra
torreones y faros
de lumbres amarillas
y nerviosas.
Cambia de vozarrón :
hondo, ronco y batiente,
al arribar de los mares
y se anuda a las copas
y ramas. Sacude los follajes
con estrépitos de estornudos
y, asombros de fantasmas.
Se va por los ríos
cantando su saloma.
Llega a los estuarios
para perderse en los océanos.

jueves, 8 de marzo de 2012

" Felicidad mayor "

La noche acaba de irse.
Han lanzado el periódico.
Hace un momento
los astros y la luna menguante
ardían en llama azul
y alheña amarilla.
El silencio de la tenue oscuridad,
junto al frío arborescente,
creaban-- lo que llama Ana L. Vega--
"Tregua de calma ".
Al asomo de la luz del cielo
escaparon las estrellas,
despertaron las aves.
La luna quedó quebrada
como se parten las piedras.
Y se ahogará en el mar.

Costa de Vieques

Sobre la flor del mar
no se descubre el abyecto
secreto.
Ni en los olores marinos
se volatilizan rastros
que expliquen el horror.
El ambiente huele a puertorriqueñidad.
El gran silencio de la arena dorada,
extiende los brazos
para la pugna de aguas,
pero en el abismo
la espoleta duerme.

Al vaivén del del amor

El agua del mar
daba cerca de los hombros.
meciendo los cuerpos
vanos y sin firmeza.
Mientras abrazados,
la mirada bailaba
sobre los ágiles colores
del mundo.

El baño de la luna

La luna dorada y plena
ha caído en el mar de lontananza.
Enjuaga su torso en la ilusión
de las aguas salinas y abismales.

Dos momentos

Un rumor en el espacio
violeta como la orquídea :
aparece el avión
a repechar el atlántico.
Su fuselaje queda encendido
por las lumbres del sol.
Apariencia de viaje a Europa.
Gira luego, a posarse
en su pista.

El día sí ha viajado.
Otros rumores en la noche,
invaden.
Son los blancos fantasmas
que llegan agitados
desde la profunda oscuridad,
a las tibias arenas
de las playas.

Corred ondeantes impulsos

En las noches del Condado :
el mar, bajo las ráfagas
de lluvias oblicuas,
las olas marinas
emprenden el juego
de las correrías.
Convertidas en blancos fantasmas,
corren sobre la dársena
asustando a los románticos,
con el embate
sobre las negras rocas.

Somnolencia marina

Volaba con gracia la gaviota.
El cielo y el sol.
en ella reflejados.
Una niñita y un niño
con sus manitas sobre la frente,
bloqueaban el deslumbre
de la resolana.

En la sima del promontorio,
el ala del mar
echaba al aire,
sus blancas plumas.
El movimiento de olas
y ondas
sosegaban el tedio
de la tarde.
Mirando a los niños
añoramos, con ojos húmedos
el pasado.

Mar vetusto

Alguien casi desnudo
del color de las hojas
secas. Con una oscura
noche en el cabello,
sopla, desde el fondo
de la historia,
un nacarado caracol
y caen las estrellas.

Tienta tu inmensidad,Mar.
Pensamos en pretéritas épocas.
Aquellos ingenuos temores,
donde los antiguos marineros
presentían monstruos
en el abismo del horizonte.
La vetustez mar, de tus olores,
el matiz del espíritu
de las Antillas,
las enérgicas espumas
reflejan el afán
de las manos generacionales.

Sonido del espíritu

Espíritu de resonancia
cerca del mar
entre la arena y la multitud,
expulsión de súbita
sacudida de emoción.
Dentro de una actividad
en cancha de tenis.
Grito que rompe
las entrañas
en extrañas notas
de musicalidad.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Descarga de intelección

¿ Por qué eres salado,
mar potásico ?
Estás de espaldas
al espacio :
tu panza enfría
el globo enorme.
¿Por qué tu vientre
es hervidero de parásitos ?
¿Cómo fabricas las arenas
que amortiguan
tu periferia ?
Este enigma de tu color,
verde o azul.
Año tras año,
por esta zona antillana
desatas el caos,
las furias en las olas.
¿qué razón asiste
a esta violenta efervescencia ?

Beber mar

Cómo me bebiera el mar
y, en los sorbos aletearan peces.
Las piedras de la profundidad,
como metálicas monedas
borboritaran su estruendo
mineral, al paso por mi garganta.

Sería túnel marino.
Por mi interior viajaran las olas
y las marejadas veloces,
limpiaran mis paredes.
Las voces de los marinos
serían mi vozarrón.
Las lumbres de los faros neblinosos
se asomarían por mis ojos.

Sentimiento de la noche

La noche
recorre su ronda.
Las sombras adormecen estrellas.
El viento mueve
los aires del silencio.
Un gallo estalla
un bendito de cántico triste.
Lo oscuro de la tela celeste,
sobre las frondas negras
del contorno,
púan con lumbres lejanas
de verdes espadas
a la durmiente naturaleza.
Desde aquí se escuchan
los ímpetus del oleaje
y los chasquidos
de las aguas
con los rumores de su viaje.
La noche del mar,
la noche de los montes,
ambas ondean
las imágenes de mis sueños.

La aspersión de los mares

Cuando los mares se suelten
y caigan al espacio cósmico
estarás tú, mirando
la aspersión sobre los pájaros
marinos y las aves del monte.
La fuerza centrífuga abolida,
las entrañas telúricas convulsas
en agitación desorientada,
fragmentándose órbita y tierra.

Entonces, transfigurada en espíritu,
vivirás en luz de lirio blanco,
tierna e indemne, sin exitación.
" La tierra y el cielo pasarán ".

Nave entre nieblas

Esta isla de sol,
en brumosa época de frío.
Los cendales vaporosos y azules,
pincelean de grises
el mar periférico y catóptrico.
En su espejo de esmalte neblinoso,
veteado de saudades nórdicas.
Un crucero fondea aguas- nubes
con gente alegre, con estruendo de copas
y acordes caribeños.

mis ojos entre el polvo de la avenida,
sueñan el viaje a las ciudades
varadas en las obnubilidades
por entre las velas de mi conciencia.

Llueve sobre el mar

" Viejo soplo de mar
que gruñes como una barcarola".  ( Rilke ).


Cae la lluvia
repiqueteando sobre el mar.
Es agua sobre aguas,
un espectáculo de cristal.
Entonces el mar cierra sus grandes puertas
hacia el infinito.
Esparce una visión obnubilante
que recuerda a Dante entre brumas,
navegando por oscuras
aguas letales.
Pero al concluir
el cielo sus efluvios,
una apertura de claridades,
de ondulante verde mar,
de aves marinas,
como hojas celestes
y de barcas zarandeadas
en algún punto de mi alma,
ancladas.

Cuco, el viejo pelícano

Sobre corroída baranda,
vestigio de un atracadero,
Cuco pelícano senil,
padece la somnolencia
de la tarde salobre y crepuscular.
Su córnea boca, péndulo
de la brisa marina :
brújula de su alma
en el sueño de antiguo pescador.
Las nubes no lo mueven,
las olas no le cantan.
Un pez cimbel y escarlata
no elude su triste mirada,
y salta encendido
de poniente reflejos.

Esplendor y sombra

Epigrama :

A veces una nube pasa
y apaga una estrella.
A veces, entenebrece el mar.
Puede también, oscurecer un lucero.
Porque la oscuridad, a veces,
disuelve la luz.
La lumbre siempre
desvanece las sombras.

Luna Nueva

Vampiresa celeste :
recorre la noche
con la aurora de tu rostro
oculto con una mantilla
de sombra.
Vas tras los pétalos rojos
caídos en el mar.
Tu curioso mirar de soslayo
otean husmeante
por los cristales de las alcobas,
entre las hiedras de los balcones
y en las penumbrosas arenas
de las playas
donde las caricias
llevan la calidez de las sombras.
Después paseas
en tu valle de tiniebla,
hasta la época
de otra velada ronda.

Desde Guajataca al océano

"El día es azul desde arriba
y no hace falta estrellas ".  ( David McField, poeta de Nicaragua, fue limpiabotas por cinco años.    En el gobierno sandinista se desempeñó como embajador en Africa, era negro ).


Me topé con un territorio de mar
inconmensurablemente ancho.
No enseñaba horizonte,
sino que el cielo lo apresaba
hacia los bordes infinitos.
Todo él quieto
en un día de semana.
Alargaba el tiempo,
eternizando la vida.
Sentimos la brisa,
desde aquel promontorio
como hombro de gigante,
lustrar sus aguas y espumas.

martes, 6 de marzo de 2012

Sobre todos los ángulos, el mar

Nos encontramos con el mar
a cada paso que acometemos.
Anda como las casas de los poblados,
por cada calle erigidas.
A veces, lanza la mirada
sobre la arborescencia del horizonte,
al final, el mar saca su gaita.

En tus ojos no se ve el mar.
Camina junto a mis ocios,
y, las olas mecen tu corazón.
Una luz en tu idea
destila la bruma de tu memoria:
el mar es aureola
de nuestros días.

Aguar

Los mingitorios apremios,
la vasta sala de arenas.
La muchedumbre que a penas,
en un estado de bohemios,
no caben en la caleta.
Busco dentro, como quiera
lugar en aguas salobres
mirando aves del mar,
fingiendo osado nadar.
Expulso líquidos cobres
de mi cuerpo hacia afuera.

Aguas petroladas

La mancha tornasolada en el mar,
la sombra de los antiguos males
--- así echaron sales
en los surcos cartagineses ---.
El ritmo la mece
expira el pez en mi mente.
Se esparce hiriente, la horrible mancha,
miente un consorcio de hiel
en oriente.

Una mala noche

Eras una vela al mar:
arriada en las arenas.
Sayo y cabellos
volátiles en el alba.
Un profundo pensamiento
aún vituperado por la noche
doliente.

Mar de nuestra tierra

"Escaparse ligero al sol ardiente
donde no puedes horadar la sombra ".  ( Vicente Aleixandre, Sin luz ).


Hemos estirado el torso
y las manos al infinito.
Le dimos libertad a un bostezo;
porque andamos de holgazán.

Llegamos al mar del norte,
el más bravo.
Quizás un astro
eleva constantemente sus olas.
Las negras tijerillas planean
y se deslizan sobre los primeros
edificios de la ciudad.
más allá,
donde las aguas pierden el azul,
en el horizonte oscuro,
una enorme embarcación.
Comparto tu acierto:
el mar es mas terrenal
cuando las naves lo surcan.

Diáspora

" Llegaron empujados por las guerras civiles, al mar ".  (Napoleón Fuentes, Paso Carreta ).

Luminiscencia, refulgencia,
febriles ráfagas de luz.
La claridad se ofrece regia.
Es una mañana de llamas
donde el mar,
argenta las arenas.

La gente busca en la playa
el lugar predestinado
a los sibaritas.
Buscan el punto esotérico
donde se disuelve el tiempo
y sus lastres.

Instinto de caminar
al borde del mundo.
Huida de ellos,
para encontrarse con ellos.

El retiro

"Únicamente, los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana".   ( Ernesto Sábato, La resistencia ).


Vengo de cumplir
faenas por décadas.
Pudiera parecer exhausto,
pero ardo en el deseo de enseñar.

Me gusta el olor de los libros
y el despertar que ellos
causan al pensamiento.

Venimos a sembrar los pies
dentro del mar,
buscando la sabia del mundo
para palpar las estrellas
del universo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Pensando el mar

" Se iban en bote por la vega del río a la orilla de la selva virgen,
con una mujer como inventada por un poeta ".  ( José Coronel Urtecho, el Vanguardista de Nicaragua, Pequeña biografía de mi mujer ).


El mar en hojas.
Hojas sobre hojas
con movimiento trémulo.
Hojarasca marina
con lianas de sol.
Sentimos el torrente
de hojas acuíferas
azotar el bote
y, nosotros,
poniendo carcajadas
con los golpes de remos,
penetramos la inmensidad
en un pensamiento
atado de frágiles ideas.

Barbacoas

" Un trozo azul tiene mayor
intensidad que todo el cielo ".  ( Alfonso Cortés, El loco de Nicaragua, Ventana).


Llegamos en sandalias.
Percibimos el humo,
después el olor a carne
asada sobre carbones.
El mundo es una cocina
en sus momentos :
se entrecruzan los anhelos,
las ambiciones, los deseos
por entre el humo de las pasiones,
como un trozo en barbacoa.
Pero allí las brasas
en los asadores.
Allí la lumbre del cielo
atenuaba la algidez del mar.

domingo, 4 de marzo de 2012

El redil

Hoy la playa convocó al país.
El gentío, multitud de gallardetes
humanos, enarbolaban cuerpos y manos.
El mar arroja su danza sobre muchedumbre.
El vocerío apaga el rumor oceánico.
Las gaviotas ponen tejados de alas al mar.
Nosotros llevados por el ocio del verano,
probamos las aguas cálidas de ardiente sol.
Sentimos el mundo infinito de sensaciones
estremecer los puntos de vida interiores.

Teorema de un seno

"Divisaré esa playa última de tu ser".   ( Borges ).


Los avatares de un sueño
inoportuno.
Porque el pensamiento formulaba
sus teoremas.
Entre los números operativos
y procesales,
que explicaban la teoría de sombras
abruptas.
Se aparece un seno henchido
y pendulante.
Con un capullo ardiente
y azucarado.
Ahora, después del sueño,
en esta playa haragana
descubro su contraparte.

Los soles subterráneos

Es verano. Se siente.
Como decía Borges, de la primavera:
" Vivaz y llega de los bosques y esteros".
El estío de estas playas
eleva flamígeros aires
que llegan de soles subterráneos.
Te unges con una pócima
anticurtidora, brazos y hombros.
Suavizas la ideas,
de los años del tedio
camino de playas
y tiempos de sosiego.
En las lumbres de las arenas
arden los tiempos extraviados.

Ballenas

Ampón metálico, náutica aguja.
Naves deportivas
que cercenan las aguas,
manos de pescadores indignos,
crean asombro y dolor.
las ballenas otean las playas
y, evaden sus instintos.
Se hunden en las profundidades
donde se pierden sus ritos.

Chubasco playero

Lluvia sobre el mar:
fina y clara,
oblicua y esparcida.
Con estropicio de cristales quebrados.
El sol dora las finas cañas
fluviales.
Se empañan tus pupilas.
tus manos limpian
la atmósfera mojada.
Entran gotas en tus ojos
y, alivian la sed de tu alma.

Ojo del mundo

"Los sueños de la razón son atroces".  ( Octavio Paz, El laberinto de la soledad ).


Las aguas glaucas universales
es el ojo del planeta.
Hacia el cosmo
interpreta las constelaciones,
aprehende la noticia del mundo.
Al palpar el aliento de la luna,
echa una mirada
a la angustia del orbe.
Es aparente su estolidez
de ojo adormecido,
porque mira, acumula y memoriza.
Ojo glauco capaz de inquietarse
y lanzar sus nefastas galernas
a flagelar las pobres islas.

sábado, 3 de marzo de 2012

Secretos del mar

"La huella de su espuma,
cuando el agua se va, queda en los bordes.
Como un alga tus besos".     (Vicente Aleixandre, Como la mar, los besos ).


Recorriendo descalza el borde del mar,
si acaso veías una piedra,
cuyos ángulos y configuración,
una rareza la plasmara,
pulsara tu corazón.
Decías que el mar
guarda secretos infinitos.
Que aún sumergiéndose
en sus orillas verdes,
quédase uno, tocado
de auras arcanas.
que el tiempo y las las épocas
y todo cuanto acontece,
en gotas substanciadas
por metamorfosis indubitable,
en los océanos atrapadas quedan
como las imágenes en celuloide.

Viaje

 "Qué clara luz en la mañana dura.
Voy
en bulto cierto, a firme lejanía."  ( Vicente Aleixandre, Viaje ).


Arribamos al embarcadero,
por un corredor de curtidos tablones,
y al final arreció el viento.
Azotó mi rostro y tus cabellos volaron al mar.
Dijiste algo sobre olor a mariscos,
pero el mar exhala
su propio aliento.
Se llenaron los ojos
de aquellos colores.
Los nombres de las barcas
se allegaron a nuestras miradas:
Matilde, Linda, El Borrachito.
Con los pies firmes
en el tablado del ancón,
por el efecto del vaivén de las olas
y, escuchando el batir de alas marinas,
remontamos viaje
por los recovecos
de mundos interiores.

jueves, 1 de marzo de 2012

Inventario del mar

" En mi jardín se vio una estatua bella;
se juzgó mármol y era carne viva".    ( Rubén Darío )


Una noche
estuve furtivo
bajo las frescas sombras
de las frondas uveras:
por el corredor de vetustas maderas,
lamidas por sales y vientos marinos
donde el mar, echado en hamaca,
expiraba las memorias del día.
Dejaba sobre las rocas chicas
un saldo de números,
de monedas, de piezas metálicas
menudas;
de flores blancas deleznables,
que al momento se deshacían.
A veces lirios en fuego de estrellas.
Traía, también,
hilachas de vendavales,
hojarasca del Caribe.
Y algunas estatuas
desafortunadas y derribadas.
Entre nasas raídas,
las meditaciones cautivas
de algunos pueblos en guerra.

Mar astro

El mar : con propia agitación,
alzaba un movimiento de balanceo
en clara luz solar.
Sobre su ingente cuerpo, la oscilación;
siempre huye, siempre viene.
Olas con ímpetu de ondas.
El pensamiento eleva las ideas
con influencia de vértigo marino.
Vino diseminado por nubes púrpuras
que en crepúsculo también te tiñen.
Mar astro de aguas,
te ves en Persia,
y en los recovecos del mundo.
" Todo ojo me verá "
Lo conocido íntimo universal,
se asoma a las tierras del orbe.
Sobre intensas coces,
la sucesión de aves
sacude el alma en la mente.

Aguas del mar isleño

Mar isleño
que vives en azul
la fantasía del matiz.
En las palmas
acocadas de mis manos,
recojo tus aguas cristalinas.
Nada de azul, nada de verde.
Luz y cielo
te croman de azul verdoso
en aleación mágica.
Tus aguas mar isleño,
son claras, cristalinas, espectrales.
Te das al cielo
para domeñar su infinidad.
Y en celeste transparencia,
el aire ardiente y lúcido
deslumbra tus ondas cerúleas.
Mi mujer y yo,
sobre las viejas maderas del ancón.
Encendemos pensamientos,
en puntos coincidentes
de olas y soles.

Arenas

" Con esta blanca arena
mido lo que no existe :
el tiempo".

Es la arena
tan prodigiosa
como tantas cosas leves
tiradas así, por el mundo.
Doblega el ímpetu del océano,
edifica los albergues del hombre,
es materia de magia
para los espejos
y, en las mañanas de sol y playas,
es muñida estera olivo,
para echar vuelo contigo
frente al mar.