lunes, 18 de junio de 2012

Los violines restaurados

Hace tiempo, en el eco de los tiempos.
Las aristas y lagartijas brillaban con la luna.
Hace tiempo, en el eco de los tiempos,
las cortezas añejas
por las sombras húmedas.
Hace tiempo, en el eco de los tiempos.
Cuando el viento dormido en el bosque,
arrullaba la mirada del ave durmiente
y, el ave en sus alas
llevaba del río,
el rumor diseminado.
Hace tiempo, en el eco de los tiempos.
La lluvia clara,
como gráciles carámbanos
perpendiculares rayando los aires,
quebrando las agujas
de finos azotes.
Los fugaces rasgueos sobre las hojas,
cortinas de las sombras.
Hace tiempo, en el eco de los tiempos.
Era suave la silueta de la niebla,
como pétalo surrealista
en la curva de la tierra.
Mudo el volcán rugirá
al secarse la atmósfera.
En el eco de los tiempos.
Hace tiempo, en el eco de los tiempos.
Aparecieron las voces de los hombres.
Enlazadas a los trinos
de los pájaros.
Se oían entre las frondas,
los árboles, junto a las rocas;
pero nunca sobre la muerte del ave.
El susurro, los rugidos, las voces.
La ráfaga y el arroyo,
las sombras y los sonidos.
Hace tiempo, en el eco de los tiempos.

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