miércoles, 9 de octubre de 2013

Destrozado por tiburones

Poemas extraídos de la obra Sonata de Estío de Ramón del Valle-Inclán.
Extrapolados y organizados por Carlos M. Mercado Galartza.


Un negro colosal,
con el traje de tela chorreando agua.
Se sacude como un gorila
en medio del corro,
que a su rededor
han formado los pasajeros
de la fragata La Dalila.

Se sonríe y muestra
sus blancos dientes.
Marineros encorvados
sobre la borda de estribor,
halan un tiburón
medio degollado.

El pez se balancea
fuera del agua.
De pronto rompe el cable
y desaparece
en medio de un remolino de espuma.

Ché, moreno ! - dijo la Niña Chole.
Quiero verte matar un tiburón.
Sin apartar lo ojos
de las olas,
que argenta la luna.
-- No puede ser, mi amita :
se ha juntado una mancha de tiburones.
--¿ Y tienes miedo?
-- Que va ! Vea su merced no más.
-- ¿ Cuánto te han dado esos señores ?
-- Veinte tostones.
El contramaestre que pasaba :
-- cuatro monedas, es la verdad.

El negro observó el fondo del mar,
donde temblaban las estrellas.
Pasaban peces fosforescentes
con los rielos de la luna.
Al costado de la fragata
hervía una cuadrilla de tiburones.
El negro volvió a mirar las olas.
Prendió un cigarro.
-- Cuatro centenes, ¿ Le apetece a mi amita ?
-- Sean los cuatro centenes.

El negro tomó el cuchillo
entre los dientes.
Y se encaramó sobre la borda.
El agua del mar
relucía en aquel torso desnudo.
Con los ojos cató el abismo,
con los brazos extendidos
se lanzó de cabeza.
Y desapareció buceando.

Sumiéronse los tiburones
en busca del negro.
Salió a flote el marinero,
ayudándose con un solo brazo.
En el otro un tiburón degollado.

Arrojáronle cuerdas,
pero rasgó el aire
un alarido horrible.
Y le vimos desaparecer
sorbidos por los tiburones.


( págs. 100-101-102 ).

martes, 8 de octubre de 2013

La niña Chole

Poemas extraídos de la obra Sonata de Estío de Ramón del Valle-Inclán.
Extrapolados y organizados por Carlos M. Mercado Galartza.


La niña Chole
descansaba a la sombra
de una pirámide.
Era una belleza bronceada,
exótica.
El negro cabello caíale suelto.
Sus ojos, hermosos ojos
de mirar hipnótico.
Ojos de reina india,
lánguidos y brillantes.
Sus mejillas se teñían de rosa.

La niña Chole reposaba
con sueño cándido y feliz.
En sus labios aun vagaba
dormido un rezo.
Me incliné para besarlos.
Ella sollozante sobre las almohadas,
velada y queda.
Desfallecía su voz.

Entreabierta la rosa de su boca.
Ella se estrechó a mi pecho.
Mis manos comenzaron
a deflorar sus senos.
suspirando entornó los ojos.
Celebramos nuestra boda,
como triunfo de la vida


( págs. 88-89-114-119-120-121 ).

domingo, 6 de octubre de 2013

El anillo embrujado

Poemas extraídos de la obra Sonata de Primavera de Ramón del Valle-Inclán.
Extrapolados y organizados por Carlos M. Mercado Galartza.


La bruja había descolgado el candil.
Al oscilar la luz,
ya distinguía paredes negras de humo,
lagartos, huesos, clavos y tenazas.

La bruja puso el candil en tierra.
Se agachó revolviendo en las cenizas.
¿ Ved aquí vuestro anillo ?
Mirándole yo reía
mientras la bruja rezongaba.

La vieja me miró astuta.
La hubiese fundido en las brasas.
Retrocedió gritando.
Y huyó haciendo la señal de la cruz.
Guardad vuestro anillo.


( págs. 66--72 ).

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Un trágico atardecer

Poemas extraídos de la obra Sonata de Primavera de Ramón M. del Valle-Inclán.
Organizados y compilados por Carlos M. Mercado Galartza.


María Rosario respiraba anhelante.
Otra vez quiso huir y otra vez la detuve.
Desfallecida y resignada,
miró hacia el fondo del salón,
llamando a la niña.

Ven, hermana...! Ven!
Y le tendía los brazos.
La niña acudió corriendo.
La crencha sedeña y olorosa,
onda de luz sobre los hombros
de la niña.

Con fatiga, la sentó sobre el alféizar.
¿Me amas, María Rosario ?
Sois brujo !
Mi amor no es de este mundo.
Hasta la celda del convento
os seguirá mi culto mundano.
Callad...! Callad...!

Se abrió la ventana
con ese silencio
de las cosas inexorables.
La niña que estaba sobre el alféizar
como un ángel en una vidriera,
cayó al jardín.

La hermana como una poseída,
gritaba :

Fue Satanás! Fue Satanás !
La cabellera de oro fluida,
estaba negra de sangre.

Los gritos ya roncos
clamaba enloquecida:
Fue Satanás ! Fue Satanás !

( Sonata de Primavera, págs. 79-80 )



lunes, 16 de septiembre de 2013

Pájaros negros

Poemas de Sonata de Primavera de Ramón M. del Valle-Inclán.
organizados y compilados por Carlos M. Mercado Galartza.


Fueron horas de tortura indefinible.
Ráfagas de una insensata violencia,
agitaban mi alma.

Vi palidecer intensamente sus mejillas.
Y brillar el odio en sus ojos.
La noble señora buscaba herirme
con su desdén.

Salí de salón en medio
de un profundo silencio.
Bajé al jardín,
donde volaban los vencejos
en la sombra azul
de la tarde.

El silencio se cernía
como un murciélago de maleficio.
Dos palomas se arrullaban,
huyeron al acercarme.

Una torre aparecía cubierta
de negros vencejos.
Se oía el murmullo de las fuentes.
Algunos pájaros sin nido,
llenos de frío
sacudían el plumaje mojado,
piando tristemente.

                    ( Sonata de Primavera, pág., 55-61-68-69 ).






domingo, 15 de septiembre de 2013

El jardín, el cielo y el mar

Poemas de Sonata de Primavera de Ramón M. del Valle-Inclán,
organizados y compilados por Carlos M. Mercado Galartza.


Yo quedé solo en el vasto salón,
y no sabiendo qué hacer,
bajé al jardín.

Era una noche de Primavera.
El aire agitaba las ramas de los árboles.
La luna iluminaba por un instante,
la sombra y el misterio de los follajes.
Todo quedaba en esa amorosa paz
de las noches serenas.

En el azul profundo
temblaban las estrellas.
A lo lejos, el mar misterioso
y ondulante, exhalaba
su eterna queja.

Las olas fosforescían
al pasar los delfines.
Una vela latina
cruzaba el horizonte
bajo la luna pálida.


( Sonata de Primavera, R. del Valle-Inclán, pág., 41 ).

viernes, 13 de septiembre de 2013

U n destino de convento

Poemas de Sonata de Primavera de Ramón del Valle- Inclán.
Organizado y compilado por Carlos M. Mercado Galartza.


Empezaba a decaer la tarde.
La princesa mandó abrir una ventana.
Miré a María Rosario,
que bajó la cabeza
y se puso encendida como una rosa.

Le pregunté a la princesa :
¿ Cuándo toma el velo la joven ?
No está designado el día.
Comprendo que mi hija
será feliz en el convento.
¿ Es muy antigua su vocación ?
Desde niña.
¿ No ha tenido veleidades?
Jamás!

Es una vocación de Santa.
Te advierto que no sería
la primera en nuestra familia.

Abierta la ventana,
que daba sobre el jardín,
una ligera brisa entró en la estancia.
Era perfumada y gentil,
como un mensaje de Primavera.
Me marea el olor de esas rosas,
hijas mías!

En el jardín se levantaba
el canto de un ruiseñor
que evocaba un recuerdo
ingenuo de santidad.


( págs. 38-39-40- 75 )