miércoles, 18 de enero de 2017
INDULTO DE OSCAR LóPEZ RIVERA
Yo también me siento extraordinariamente alegre. Comparto esta pasión con mi esposa Haydée que tantas veces derramó lágrimas; con mi hija Ayda y con mi hijo Carlos, hoy rebozantes de emoción. También con todos los puertorriqueños y las personas del mundo que alentaron esa esperanza. En este momento me uno al sueño de don Pepe Mujica, expresidente del Uruguay. Gracias Virgen María a quien también le rogué.
viernes, 13 de enero de 2017
SONETO A CHEíTO GONZáLEZ
Cheíto González, su voz y cantar.
Sutileza, vibrante, tersa armonía.
Nos insta a todos hoy en notas de amar.
Pasional bohemia arde la grata alegría.
No apaga el esplendor de su bello arte.
Que riela alma, espíritu, corazón.
Tú en cada cadencia la rima imparte.
Secreto furtivo de la emoción.
El rasgueo del requinto y la guitarra.
Su viva y lejana voz acompaña.
Rebelde vocaliza como etarra.
Su timbre destaca, gusta no engaña.
A través del tiempo canto sublime.
Sentimiento de amor, regala e imprime.
Sutileza, vibrante, tersa armonía.
Nos insta a todos hoy en notas de amar.
Pasional bohemia arde la grata alegría.
No apaga el esplendor de su bello arte.
Que riela alma, espíritu, corazón.
Tú en cada cadencia la rima imparte.
Secreto furtivo de la emoción.
El rasgueo del requinto y la guitarra.
Su viva y lejana voz acompaña.
Rebelde vocaliza como etarra.
Su timbre destaca, gusta no engaña.
A través del tiempo canto sublime.
Sentimiento de amor, regala e imprime.
domingo, 8 de enero de 2017
GELO CASAS
Ya cuando los últimos escalones del Bajadero, comenzaban a aparecer, también se divisaba la casucha de Gelo Casas. Gelo siempre circunspecto y murrio. Con la cabellera ensortijada alborotada y el antiguo tatuaje, no sabemos si de marinero o de preso.
A su ruinosa cabaña la destacaba que había sido fijada sobre una enorme piedra. Parece que Gelo
tomó el consejo bíblico del del que edifica sobre arena y el que construye sobre roca. Otra característica que la distinguía eran los setos de madera tapizados con tablillas viejas de los autos.
Para la sustancia potable quedaba instalada una toma pluvial pública con grifo, pero un tanto distante.
Gelo Casas era un hombre fornido, cuya seriedad rayaba en lo huraño. Su oscáura presencia causaba cierto temor, por lo menos a los niños que nos acercábamos por allí a jugar canicas y matos en una peqùeña plazoleta. Este hombre de ascendencia ilustre, pues provenía del estirpe del padre las Casas,
ejercía todos los oficios. De esta manera sostenía su humilde hogar. A veces, alguien le traía una lima para que puliera y amolara un machete. Para pagarle su esmerada labor le obsequiaban una libra de arroz y media de habichuelas. Así de esta manera, desempeñando diversos oficios, entraba a su hogar
los diferentes artículos con que se alimentaban.
Al pretender tocar la rememoración de estas vidas y sus circunstancias, aspiramos salvar la significación sociológica y la ambientación poética que constituye la existencia pasada de estos seres.
Es una faena antropológica y arqueológica, en que usamos el palustre de la idea para dejar al descubierto los fósiles y pecios de los cuales se descifran y revelan valores y estados de vidas y poesía. De estos fragmentos civilizatorios , que un día luchaban entre el caos de la miseria y de allí creaba los medios para la sobrevivencia.
Gelo Casas, del Bajadero de Lares. Ha quedado un tanto desdibujado en el tiempo, pero la dimensión de su fuerza poética y su estela sociológica quedó en el ámbito legendario.
Cierto día, un sábado como a las diez de la mañana, calurosa por demás. Gelo, sin camisa, bailaba la pieza musical, El sueño de una princesa, del arecibeño, Monrroseau.
A mí me sorprendió, pero como lo hacía artísticamente, con desplzamiento que parecía flotar, con espantosa agilidad, con animosidad y contorsiones de bailarín profesional. Estaba inmerso en las cadencias del vals y traslucía el efecto de sus sentimientos. Yo disfruté de aquel solitario espectáculo que lo propiciaba su pequeño radio de baterías. Espontáneamente aplaudí cuando terminó. Gelo Casas ignoraba mi presencia y se sobresaltó pero al fin, soltó la única sonrisa que le vi en la vida.
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A su ruinosa cabaña la destacaba que había sido fijada sobre una enorme piedra. Parece que Gelo
tomó el consejo bíblico del del que edifica sobre arena y el que construye sobre roca. Otra característica que la distinguía eran los setos de madera tapizados con tablillas viejas de los autos.
Abrumaban los números infinitos : pero tantas cifras no servían para contabilizar la ausencia de dinero y la escasez de plata, sin embargo, servía para reflejar su miseria.Aquella casita de Gelo Casas, no obstante poseía una virtud : de la quebrada que la rodeaba, subía siempre un frescor de primavera. El arroyo ofrecía a la familita el agua necesaria para el aseo.
Para la sustancia potable quedaba instalada una toma pluvial pública con grifo, pero un tanto distante.
Gelo Casas era un hombre fornido, cuya seriedad rayaba en lo huraño. Su oscáura presencia causaba cierto temor, por lo menos a los niños que nos acercábamos por allí a jugar canicas y matos en una peqùeña plazoleta. Este hombre de ascendencia ilustre, pues provenía del estirpe del padre las Casas,
ejercía todos los oficios. De esta manera sostenía su humilde hogar. A veces, alguien le traía una lima para que puliera y amolara un machete. Para pagarle su esmerada labor le obsequiaban una libra de arroz y media de habichuelas. Así de esta manera, desempeñando diversos oficios, entraba a su hogar
los diferentes artículos con que se alimentaban.
Al pretender tocar la rememoración de estas vidas y sus circunstancias, aspiramos salvar la significación sociológica y la ambientación poética que constituye la existencia pasada de estos seres.
Es una faena antropológica y arqueológica, en que usamos el palustre de la idea para dejar al descubierto los fósiles y pecios de los cuales se descifran y revelan valores y estados de vidas y poesía. De estos fragmentos civilizatorios , que un día luchaban entre el caos de la miseria y de allí creaba los medios para la sobrevivencia.
Gelo Casas, del Bajadero de Lares. Ha quedado un tanto desdibujado en el tiempo, pero la dimensión de su fuerza poética y su estela sociológica quedó en el ámbito legendario.
Cierto día, un sábado como a las diez de la mañana, calurosa por demás. Gelo, sin camisa, bailaba la pieza musical, El sueño de una princesa, del arecibeño, Monrroseau.
A mí me sorprendió, pero como lo hacía artísticamente, con desplzamiento que parecía flotar, con espantosa agilidad, con animosidad y contorsiones de bailarín profesional. Estaba inmerso en las cadencias del vals y traslucía el efecto de sus sentimientos. Yo disfruté de aquel solitario espectáculo que lo propiciaba su pequeño radio de baterías. Espontáneamente aplaudí cuando terminó. Gelo Casas ignoraba mi presencia y se sobresaltó pero al fin, soltó la única sonrisa que le vi en la vida.
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domingo, 1 de enero de 2017
UNA PLAñIDERA EN LA ALCOBA
Lloraba mientras trozaba cebollas.
Picaba también cilantrillo verde.
Ojos en lágrimas por claraboya,
donde su verde mirada se pierde.,
Su nave en mar, cerca de Santa Cruz.
Confeccionaba la cena al vaivén
de olas suaves y cegadora luz.
Angustia, lloro y sollozo también .
Tarde, después de solitaria cena.
En camarote añora las caricias.
En ella pasión prende por sus venas.
La danza de olas, el llanto le asfixia.
Entre tumbos, sollozos, reprimida.
Sobreviene el dulce placer : la anida.
Picaba también cilantrillo verde.
Ojos en lágrimas por claraboya,
donde su verde mirada se pierde.,
Su nave en mar, cerca de Santa Cruz.
Confeccionaba la cena al vaivén
de olas suaves y cegadora luz.
Angustia, lloro y sollozo también .
Tarde, después de solitaria cena.
En camarote añora las caricias.
En ella pasión prende por sus venas.
La danza de olas, el llanto le asfixia.
Entre tumbos, sollozos, reprimida.
Sobreviene el dulce placer : la anida.
sábado, 31 de diciembre de 2016
LA PANAMEñA
Enigma : XX
Sobre una roca apilaba la ropa.,
Aquella bonita hembra panameña.
Por mitigar frío escanció una copa.
Un puchero ardía entre llamas y leña.
Alentaba con oxígeno el fuego..
La mirada con el humo, opacada
Sus labios de risas armaba un juego.
Semejaba en las aguas del río un hada.
Su cara entre el follaje y el cielo azul,
recordaba una actriz sutil, famosa.
ataviada con humildad el tul.
Encendido idilio se forjó entonces.
Ella con la tarde en el monte, hermosa.
En mi corazón el tañir del bronce.
Sobre una roca apilaba la ropa.,
Aquella bonita hembra panameña.
Por mitigar frío escanció una copa.
Un puchero ardía entre llamas y leña.
Alentaba con oxígeno el fuego..
La mirada con el humo, opacada
Sus labios de risas armaba un juego.
Semejaba en las aguas del río un hada.
Su cara entre el follaje y el cielo azul,
recordaba una actriz sutil, famosa.
ataviada con humildad el tul.
Encendido idilio se forjó entonces.
Ella con la tarde en el monte, hermosa.
En mi corazón el tañir del bronce.
lunes, 26 de diciembre de 2016
EL CHINCHORREO
Enigma : XIX
En mi Puerto Rico así se le llama
Chinchorreo : son visitas a lugares,
que acogen, alegre como una llama.
Descubre de todo y hasta bailes, bares
Es una gran emoción al partir,
de madrugada, con risas y alegrías.
Ilusión, imaginar al sentir
el estado humorístico y algarabía.
Ya la transportación con aire, cómoda..
De movimientos suaves y bus nueva.
Siempre vamos viajando como nómadas.
Se aspira y se ruega porque no llueva.
Se reflexiona en ese cogitar
en que duerme la conciencia y... a cantar.
En mi Puerto Rico así se le llama
Chinchorreo : son visitas a lugares,
que acogen, alegre como una llama.
Descubre de todo y hasta bailes, bares
Es una gran emoción al partir,
de madrugada, con risas y alegrías.
Ilusión, imaginar al sentir
el estado humorístico y algarabía.
Ya la transportación con aire, cómoda..
De movimientos suaves y bus nueva.
Siempre vamos viajando como nómadas.
Se aspira y se ruega porque no llueva.
Se reflexiona en ese cogitar
en que duerme la conciencia y... a cantar.
domingo, 25 de diciembre de 2016
EL HUMO DE UN CIGARRILLO
Enigma: XVIII
El humo silente de un cigarrillo,
traza en el aire figuras extrañas.
Sujeto a marmórea mano, el pitillo.
Exhala ilusión la encendida caña.
Quieren eternizar con candelilla,
desde aquel camposanto para el mundo,
con una pequeña lumbre que brilla,
De Gardel el vivo aliento rotundo.
Una rara antítesis y antagonía,
que el aire desaparece y lo absorbe.
Y sin embargo, raro, alargue sus días.
Proyectando su noble vida al orbe,
a través del cigarrillo y olor a humo.
Todo su cantar y teatral insumo.
El humo silente de un cigarrillo,
traza en el aire figuras extrañas.
Sujeto a marmórea mano, el pitillo.
Exhala ilusión la encendida caña.
Quieren eternizar con candelilla,
desde aquel camposanto para el mundo,
con una pequeña lumbre que brilla,
De Gardel el vivo aliento rotundo.
Una rara antítesis y antagonía,
que el aire desaparece y lo absorbe.
Y sin embargo, raro, alargue sus días.
Proyectando su noble vida al orbe,
a través del cigarrillo y olor a humo.
Todo su cantar y teatral insumo.
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