lunes, 15 de octubre de 2012

Recuerdos y añoranzas, Myriam

Hay una considerable distancia desde este instante en que discurro esta nota, hasta aquellas vivencias que constituyeron experiencias de juventud.
Hoy percibo en la noche profunda de mi pueblo, el rasgueo de cuerdas de guitarras y, pienso en una serenata planificada que se disolvió en las gestiones y nunca se pudo escuchar en otra noche de la concurrida calle Variante.

Los espacios de aquel romance acontecieron entre Río Piedras y el pueblo de Añasco : dentro de los ámbitos de un mundo estudiantil y un dulce hogar de ambiente amoroso y de respeto.

Era como una novela de Benito Pérez Galdós y María, de Jorge Isaacs o una crónica de Mariano José de Larra por aludir a páginas clásicas. Pero quel romance se podría descubrir, también, en algunos fragmentos del Gabo : por ejemplo, en el cuento " La luz es como el agua". El grado de ansiedad que padecen los hermanitos Totó y Joel, que no pueden esperar el momento de regresar a Cartagena de India para navegar en el bote que los padres les comprarían como regalo por haber ganado un premio de excelencia en sus estudios. Con la ayuda de sus amiguitos se hacen instalar el bote en su cuarto, de un piso de Madrid.
                   " -- Felicitaciones -- les dijo el papá --. ¿Y ahora qué ?
                     -- Ahora nada-- dijeron los niños.
                     --Lo único que queríamos era tener el bote en el cuarto, y ya está ".

Mi novia se hospedaba en un apartamentito justamente debajo del mío. Yo soñaba que ella subiera a mi dormitorio y pasar unos instantes al borde de la cama, como dos torpes bobos, sólo para experimentar un volátil tiempo como si estuviéramos casados. Era una obsesión. Ella nunca accedió. En mi mente se ha quedado esa imagen como si hubiera ocurrido. Son de las imágenes que yo califico de conceptuales. Estas son proyecciones mentales a las que me he referido en trabajos filosóficos anteriores.

En el techo de aquel edificio de la calle Humacao, en ocasiones nos cobijaban las estrellas, que a mí me parecían astros metropolitanos, distintas a aquellas tranquilas estrellas en el cielo del pueblito provincial.

Nunca pude reunir a Guillo Arroyo, músico amigo, pues no poseíamos vehículos.
Esta noche vuelan los recuerdos y añoranzas, Myriam.

domingo, 14 de octubre de 2012

De las aguas que maravillan y mueren

He de hablar de aguas cristalinas;
y de aguas turbias.
He de hablar de turbios cristales;
y de cristales claros.
No de vidrios, sino de transparencia
de las aguas. También de su opaca
y confusa apariencia.

El mundo, como se sabe : hecho de agua y tierra.
De hojas y madera.
De rocas y minerales.
De aire y cielo.
Luego en orden de importancia : los animales
los frutos y flores e individuos volátiles.
Por último apareció el hombre.

El hombre comenzó comiéndose los animales,
las aves, los frutos.
Él se bebía las aguas,
se aseaba dentro de ellas.
Suerte, que según Heráclito,
"Todo fluye ". ( Te bañas en el río )
Al hacerlo de nuevo son otras aguas.
Las aguas se lustraban
contras las piedrecitas.
Sus manos se transparentaban en sus cristales.
Su rostro se asomaba en las ondas.

Después, el hombre hurtó las piedras
para edificar cavernas en las planicies.

Cuando el mundo evolucionó,
crearon químicos que derramaron
sobre aguas claras.
Expulsaron sustancias letales
a los aires.
Hirieron los témpanos
para convertirlos en fantasías de la historia.
Entonces de los cielos
bajaron las precipitaciones radiactivas.
Desechos y pulverizaciones nucleares,
que en ciertos lugares
por efecto de metamorfosis,
aplican la metáfora : Polvo del Sahara.

lunes, 8 de octubre de 2012

Una isla en zozobra

Nuestra isla se hunde por efecto de marejadas tempestuosas originadas en el gobierno constituido.
El autor portugués, Saramago, nos refiere en forma legendaria, que España siendo una península agarrada a un extremo de Francia, se suelta de la tierra gala y pasa a bogar en el mar, como balsa de piedra, rumbo a América a un punto incierto.

Se trata de naufragios de países. Puerto Rico se tambalea en aguas del Caribe, por causas plurales. Al perdérsele el respeto a un país, pueden ocurrir horrores como éstos : el periódico El Nuevo Día, en su primera plana informa, ( Epidemia de dengue en la isla ). Luego da una evidencia de estadística demoledora : " No se declara oficialmente, pero epidemiólogos y el C. D. C. de Atlanta indican que ya se pasó el umbral epidémico ".
( Domingo, 7 de octubre, de 2012 )
El gobierno está enfrascado en campaña política y no quiere enfrentar esta realidad social. Prefiere los votos a la salud del pueblo.

El dinero que entre otras prioridades podría usarse para combatir, con efectividad, la epidemia desatada, va a parar a manos del empresario Dennis Medina, beneficiado con
$ 25 millones de dólares por unas gestiones a un gasoducto fracasado. Va a parar a las manos del padre del presidente del Senado, Nía Rivera, También cientos de millones al señor Canaval de Fuetes Fluviales y su vecino socio de empresa. Y a otros amigos del gobernador como Roger Iglesias.
Son azotes de esa tormenta que jamaquea a la isla con amenazas de hacerla naufragar.

¿ Qué le parece esta información que he estructurado en versos sacada de una columna del sagaz periodista, Benjamín Torres Gotay ?

                         " Lo que está en el hueso
                           del problema,
                           de este dato aterrador :
                           17,000 papeletas en la calle
                           sin garantía real
                           que se les va a dar
                           buen uso.

                           Mas eso no nos quita
                           la dolorosa sospecha
                           de esta trama tan sórdida,
                           que desde alguna caverna
                           secreta.
                           Una presencia malvada
                           orqueste un plan
                           para enturbiar
                           la pureza de las elecciones ".

Ana Lydia Vega dice en el mismo rotativo :

                        "  A las casas llegan,
                          de buenas a primeras,
                          como vendedores ambulantes
                          ofreciéndoles a los ancianos,
                          el voto a domicilio.
                          Es obvio que éstos
                          pueden ser seducidos,
                          engañados o coaccionados.
                          La situación se agravaría
                          con la fogosa intervención
                          del Partido del Pueblo Miqueador.
                          Los acostados superarán
                          en números a los levantados.
                          Quienes no hayan
                          cogido la juyilanga
                          abandonando la isla
                          terminarán ingresando
                          a la clase encamada.
                          Sano de juicio
                          no queda ya nadie
                          en este país.
                          ¿ No es la cama
                          el lugar ideal
                          para soñar "?

Mayra Montero expresa :
                         
                          " Letrina más insondable
                            no se ha visto nunca.
                            Que nos cuenten la historia
                            de los billetitos sucios
                            de Zalduondo".

Las elecciones de Venezuela son ejemplo de pureza para el mundo. Son garantía de legalidad y de respeto al proceso sufragista. 19 millones de votantes sin que haya asomo de un solo caso de fraude. Eso es democracia !
¿ Se podrá decir lo mismo de Puerto Rico ?

Eugenio María de Hostos, reflexionó sobre el vapor y el hombre frente a sus tempestades.

" En los tiempos poéticos, yo solía establecer comparaciones aventuradas entre los buques en que navegaba y el estado de mi alma. Sólo hoy se me ocurre comparar la situación de mi isla a la del buque en zozobra en que entonces navegaba. Barco ruinoso, agonizante, moribundo y podrido. Sin elemento de combate contra el mar. Sin fuerzas que oponer al enemigo ".

Cuando un país como si fuera un barco recorre aguas turbulentas o es embestido por un tsunami como el que embate a Puerto Rico, es prudente elevar el pensamiento buscando la nobleza de los próceres, héroes y heroínas que fueron fuentes de dignidad para la patria. Borinquen anclada como buque peligrosamente amenazado de naufragio, lleva un mascarón de proa por el litoral de Cabo Rojo, cerca del faro, simbolizado en Betances, que alumbra en estas tinieblas. Ese mascarón con el cabello en volandas fustigado por la rosa de los vientos y, el pecho recogiendo los golpes de los penachos y olas huracanados.
Miramos ese histórico mascarón que introspectivamente conduce los mejores intereses del país. Ha sido esculpida con la madera más autóctona de la patria. Ese mascarón es Lolita Lebrón.

miércoles, 3 de octubre de 2012

La tenista de Lares

Su origen se remonta a siglos de la colonización, porque su preciosa piel reverbera el color de la perdiz montaraz. Desciende de la india Guanina, cuyo amor era un soldado de las huestes del imperio español. Tuvieron encendido romance bajo la ceiba centenaria en los predios de Quebradilla.
De aquel voluptuoso ensueño provienen sus ingredientes genéticos y étnicos.

Sus grandes ojos rememoran los de una virgen árabe o quizá las pupilas de Nefertiti, la soberana belleza egipcia que iban en los genes del capitán ibérico.

Su cabello es hermoso. No sólo por su belleza, sino también, porque cuando es aún de día, evoca las sombras de las noches que a través de tantas centurias cobijaron a los amantes y salvaron las vidas de soldados en campañas y esas noches ayudaron a otros a adelantar sus objetivos. Su cabello como una oscura sombra de la noche brilla porque parece que en su cielo nochesco arden astros fulgurantes, que pueden encender las pasiones de quien la roce con su faz.

Su sonrisa es enigmática como Mona Lisa de Leonardo da Vinci. Sus labios tienen la brillantez del ágata de Calcedonia.

Como tenista es el as femenino de nuestra villa de Lares. Ella cuenta con brazos legendariamente fuertes, sin embargo, las manos y el cuerpo poseen la ternura de Platero del poeta andaluz. Cuando azota la fosforescente bola parece llevar una estela de llamas.
También su espíritu es una flama de luz sentimental, Raquel.



sábado, 29 de septiembre de 2012

Aplastamiento de las gotas

Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.

Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós
                                           ( De Julio Cortázar )

Breve análisis sobre la estampa Aplastamiento de las gotas de Julio Cortázar.

En esta estampa exigua o lacónica, Cortázar comienza hablando sobre la terrible lluvia.
Lo hace para ambientar su punto estratégico, la aparición de goterones y gotitas sobre la ventana del balcón.
Aquí, la presencia de las gotas es un objetivo para sacudirse de la incomodidad o aburrimiento que le causa una lluvia consuetudinaria y constante. " Llueve todo el tiempo".
Es esencial la vida que toman los diminutos óvalos de agua que penden del marco de la ventana. Son seres de la lluvia que tienen vida independiente de los torrenciales. Una existencia más efímera que la vida de las mariposas. Pero ejercen su función y hasta eligen el aliento de su duración en el paso de la vida consciente. Como si algunas de ellas al advenir a este mundo, quisieran tener una experiencia más dilatada en que pudieran conocer las imágenes que pueda apresar en su opaca brillantez. Desempeñan una resistencia, una escasa lucha para abrazar la vida y su propia felicidad es disfrutada, precisamente en esa laxitud y distensión en que revienta su esperanza igual al último instante en que expira el individuo.

Hay otras que lamentablemente le recuerdan a Cortázar, la horrible y triste decisión del suicidio. Aquellas parecen no haber encontrado ni imágenes agradables ni oxígeno alentador y se obstinan por la condición de la nada. No obstante, en el sentimiento del autor, se han apegado a su sensibilidad através del recurso de la personificación, considerándole dientes, barriga, piernitas y uñas, como también la capacidad de gritar y marearse, cuando se emborrachan al desvanecerse en la caída al espacio.

En esta contemplación arrobada resalta el rasgo lúdico que se le atribuye a la obra de Julio Cortázar. Los goterones y las gotitas juegan a permanecer, unos más tiempo suspendidos, que otras cuando rápidamente se lanzan al abismo por afán de volver a la nada, a su condición líquida de libertad soberana y, romper con su estado de crisálida diamantina donde por efecto mágico de situaciones atmosféricas han quedado apresadas. Esta observación minuciosa le produce el entretenimiento pueril que le hace olvidar el hastío del incesante azote de la lluvia que le convierte en cautivo del meteoro.

Las actitudes de los seres frente al mundo, obviamente, son múltiples. Unos pintan lo que ven, otros toman espacios y en ellos erigen admirables construcciones, otros echan mano de terribles bombas como en Iroshima y Nagasaky donde la espoleta hace desaparecer una porción de la humanidad. Otros contemplan la primavera y crean la maravilla musical, por ejemplo, Consagración de la primavera de Stravinsky.

Cortázar, mientras observa la lluvia y las gotas, tiene este pensamiento muy presente.
Las gotas son agua y van al mar. La lluvia es vapor y regresa al cielo. ¿ Y nosotros ?

jueves, 27 de septiembre de 2012

Guantes blancos por encargo

Unos guantes blancos posados
sobre su regazo.
Una estiva de ellos, en caja de zapatos.
Aquella constante preocupación
para mantenerlos inmaculados.
Y la tenaz labor,
con la aguja y el hilo.
Regateando momentos de fatiga,
al hacendoso empeño
y, a las pocas horas de sueño.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Herminia

Los golpes del péndulo en la silenciosa noche de la casa sin reloj. Como si fuera una naturaleza caracterizante de ese momento de meridiano pasado.
Tres sonidos apagados, no muy distantes, en tono menor y, cada uno más sosegado, de entonación débil. Como si el ambiente nochesco alcanzara un punto climático.
Era la hora trece, ese instante misterioso que nadie cuenta, en el espacio comprendido entre las doce y la una de madrugada.

La naturaleza se encargó de ponerle sonido : el triste toque de los pensiles metálicos en los relojes de pared.
Es cierto, no los escucha todo oído. Como no toda persona ve la rana en los relieves de los distintivos barrocos de la fachada de la universidad de Salamanca. Así tampoco, no todas las personas pueden percibir la música de los astros en el curso de sus órbitas.
En el cuento Aleph de Borges, se narra un punto estratégico donde se puede ver todas las cosas del mundo proyectadas, pero ocurre específicamente en aquel sitio.

Estos tres sonidos pendulares en desoladas y dormidas percusiones en declinación.
No se podría decir que se oían con sutileza, no se oían : era una percepción del espíritu : no entraba por el oído. Se hacía tenue presencia en el estado anímico. Entonces pensaba en los sonidos del reloj de pared, en ese preciso momento de lo profundo de la negra oscuridad.
En la noche rozaron mis brazos y la espalda, unas ráfagas de efluvios helados en la oscura soledad. Al mismo tiempo que los espasmos, en aquel silencio absoluto cayeron en el aposento los tres tañidos sordos y lejanos, pero de una lejanía del fondo de la casa : los sonidos del péndulo parecían oírse cada uno en alcoba distintas, con intensidad apagada en descenso. Esto me hizo pensar en ese espacio tan largo, entre las doce y la una. La hora trece que nadie cuenta, pero que transcurre callada y apelmazada, tan serena que te hace sentir las estrellas arder fuera del hogar, allá en el cielo húmedo y resbaladizo. Presumo que aquella noche asombrarían los búhos con su oculto péndulo entre la maraña del follaje.

Estuve tentado a levantarme. Me incorporé, cuando sentí la fría madera bajo mis cálidos pies, no†e el choque de temperaturas. Miré entre las celosías, pero la noche era cerrada a fuera y sólo se percibía a la sordina, los signos moderados de la multitud de insectos.
Decidí no encender las luces, pues hubiera estropeado el encanto de aquella hora misteriosa como un barco fantasma. La noche era fría, pues había llovido. Sentía el retazo del agua resbalar en gotas por los canalillos  del zinc sobre la ventana.
Mi cuerpo se cobijaba por la calidez de las piyamas. Salí al pasillo envuelto en una oscuridad que no me era ajena, porque conocía por donde afirmaba mis pasos. Aunque no me resultaba extraña, aquella oscura noche se había asentado en la casa como la oscura sombra del fondo de un pozo. Me encontré primero, con la cocina y contiguo a ella figuraba el comedor. Abrí la ventana de dos hojas, con antiguas celosías. A fuera dormía la espesura perteneciente a la finca de la casa. No se distinguía la vegetación, todo era negro como la noche de borrasca en alta mar. Pude colegir como la entrada súbita de mayor oscuridad adentro en mi entorno.

Entonces reconocí el sonido del agua que el grifo abierto facilitaba su expulsión. Allí junto al fregadero, Herminia restregaba una cuchara y con la yema de su pulgar frotaba lo cóncavo del utensilio.

Herminia fue afectada por un derrame cerebral y quedó impedida de toda su parte izquierda. La pude reconocer cuando me miró e identifiqué sus grandes ojos y su mirada agobiada. Mi prima había muerto varias décadas atrás. Ahora le circunscribía un óvalo de claridad sobre su imagen. Junto a la mesa del refectorio estaba sentada su inseparable madre, tía María. Pero ella miraba únicamente hacia su hija. Tía había muerto antes que Herminia. También un tenue nimbo la rodeaba. Eran dos aperturas de triste luz y desaparecieron al instante borrando sus imágenes.

Pude moverme hacia el aposento. Me desplazaba sumido en el recuerdo de mis parientes.
Llevaba la impresión de caminar metido entre dos noches : la penumbra de mi mundo interior y la ceñuda noche que me rodeaba.