Cuartilla que no incluyó Ramón Gómez de la Serna en su libro El Dr.
inverosímil. Escrito en 1914. Ahora yo aquí la creo para mi público.
Yo siendo empresario no le daría trabajo nunca al que fuma; pues siempre lo tendría en el aseo perdiendo el tiempo.
Del fumador se han dicho tantas cosas y todas con sentido verídico. Desde aquel tango :
" Fumando espero a la mujer que quiero... " hasta algunas expresiones un tanto absurdas y lejanas en su fundamento, como aquella que compara al fumador con el hombre perezoso, que nunca trabaja, pero siempre se lleva las manos al bolsillo, tocándose por fuera y seguidamente busca por dentro para tantear, en forma inconsciente, si lleva dinero. También se afirma que el que fuma es porque no le gustó mascar chicle. Se dice que el que enciende un pitillo y el que vive de ilusiones es lo mismo porque todo se resuelve en humo.
En otras palabras : fumar es abrazarse a la nada, dejando en el camino la salud y, actuando como los aborígenes, trocando oro por abalorios.
El que ha podido dejar de fumar es por dos razones :
1. Ha descubierto que es un timo o fraude del cuerpo al ámbito de la
conciencia. Es cuando el cuerpo te pide limosna valiéndose de la estafa
para engañar tu yo interior y doblegarlo a su antojo y convertirte en
esclavo de tu propio cuerpo. Algo así como si el barco mandara al capitán.
2. Ha podido abandonar el vicio del cigarrillo quien al toparse con valentía,
reconociendo en lo recóndito de su conciencia, el núcleo de su persona;
ha descubierto donde reside él, su propio e íntimo significado : su
conciencia definida, su espíritu latente. Ya entonces se acepta así. Siente
que que se respalda a sí mismo y que su cuerpo es parte de sí, pero no es él
y, él es quien debe gobernar y no su cuerpo.
Alcaloide del tabaco :
El olor de la nicotina subyuga, apasiona y es excitante. Pero los coloides del cigarrillo que se suspenden en el aire cuando se ha finalizado de inhalar, se perciben como truchas doradas con hornijas de un andurrial.
Mientras que el olor fuerte del cigarro habanero, nos impele a creer que venimos de la huerta, después de un día de labor y de sol y que descansaríamos en brazos del amor. Estaremos esnifando esas curtidas hojas de tabaco.
miércoles, 6 de mayo de 2015
domingo, 3 de mayo de 2015
Perfume
En el frasco de perfume
que te obsequié anidaba mi alma.
Y cuando salpicabas tu cuello
con las aromáticas gotas,
agitaba mis sentimientos en añoranzas
y recuerdos.
En aquel volátil ensueño
de sustancia espiritualizada,
quedaba cautiva mi ánima
como un genio de la noche arábiga.
El perfume unge efluvios de astros
vesperales y, en el atardecer
cuando se pone el sol en lontananza,
entra en los frascos el aliento
de la naturaleza y, en la noche
encendida la luz de luceros
transvasan sus olores.
que te obsequié anidaba mi alma.
Y cuando salpicabas tu cuello
con las aromáticas gotas,
agitaba mis sentimientos en añoranzas
y recuerdos.
En aquel volátil ensueño
de sustancia espiritualizada,
quedaba cautiva mi ánima
como un genio de la noche arábiga.
El perfume unge efluvios de astros
vesperales y, en el atardecer
cuando se pone el sol en lontananza,
entra en los frascos el aliento
de la naturaleza y, en la noche
encendida la luz de luceros
transvasan sus olores.
sábado, 25 de abril de 2015
A todos los artistas del mundo
Se abrieron las flores y echaron los pétalos al aire, con el viento los estambres se dispersaron, pero las mariposas regaron aún más el polvillo de oro. Entonces un niño vio las aguas de un río que ondeaba las flores y las hojas y, miró largamente cómo las diminutas naves se alejaban.
En algún momento aquel párvulo advino a la adolescencia. En busca de aventuras, abrazó la idea de construir un fuerte, allá en un descampado que clareaba en medio del bosque. Con sus únicas hojas cortantes : cuchillo de explorador y machete viejo, un trasto del hogar, acometió la difícil tarea de echar abajo las gigantes bambúas.
Como era incipiente, las cañas altas se trababan aún cuando las hubo cortado. Escogía las gruesas y éstas se erguían hacia el centro de la cepa. Entonces en su caída se trenzaban entre la gran madeja y no se precipitaban contra el suelo. Tenía que empezar a cortar las primeras del círculo de afuera, pero él lo ignoraba.
Cansado e impotente se sentó sobre una roca a contemplar la espesura de otro sembrado de bambúas, que se agrupaban en un lugar más distante. El tupido follaje configuraba las más diversas siluetas. Estuvo observando durante un tiempo inconmensurable de la tarde, la figuras que en lo alto de la frondosidad verde se formaban. Bajo las blancas nubes que recorrían el cielo, el viento, a veces fuerte y, otras delicado, le prestaban aquel movimiento las hacía ir para lugares distantes aunque estuvieran atadas a nudosas espigas. Las nubes allá arriba, que también viajaban se llevaban consigo, aquellos ciervos, camellos, elefantes, jirafas, leones y verdes pegasos.
Pero ya declinaba la tarde y concluía la aventura, sin embargo, como el cierre de una suit, se oían los rumores de las aguas cuando rozaban las piedras de la quebrada y un juí tecleaba su onomatopéyico y triste cántico.
En algún momento aquel párvulo advino a la adolescencia. En busca de aventuras, abrazó la idea de construir un fuerte, allá en un descampado que clareaba en medio del bosque. Con sus únicas hojas cortantes : cuchillo de explorador y machete viejo, un trasto del hogar, acometió la difícil tarea de echar abajo las gigantes bambúas.
Como era incipiente, las cañas altas se trababan aún cuando las hubo cortado. Escogía las gruesas y éstas se erguían hacia el centro de la cepa. Entonces en su caída se trenzaban entre la gran madeja y no se precipitaban contra el suelo. Tenía que empezar a cortar las primeras del círculo de afuera, pero él lo ignoraba.
Cansado e impotente se sentó sobre una roca a contemplar la espesura de otro sembrado de bambúas, que se agrupaban en un lugar más distante. El tupido follaje configuraba las más diversas siluetas. Estuvo observando durante un tiempo inconmensurable de la tarde, la figuras que en lo alto de la frondosidad verde se formaban. Bajo las blancas nubes que recorrían el cielo, el viento, a veces fuerte y, otras delicado, le prestaban aquel movimiento las hacía ir para lugares distantes aunque estuvieran atadas a nudosas espigas. Las nubes allá arriba, que también viajaban se llevaban consigo, aquellos ciervos, camellos, elefantes, jirafas, leones y verdes pegasos.
Pero ya declinaba la tarde y concluía la aventura, sin embargo, como el cierre de una suit, se oían los rumores de las aguas cuando rozaban las piedras de la quebrada y un juí tecleaba su onomatopéyico y triste cántico.
sábado, 18 de abril de 2015
La estrella de plata
" Castilla es uno de los poemas más importantes de la literatura hispana; lo ha escrito Manuel Machado, y lo ha inspirado un pasaje del primer cantar del Cid. "
( Dra. Lucila Marrero Aizpurúa ).
Castilla
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-- polvo, sudor y hierro-- el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... Quema el sol, el aire abrasa !
A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
-- Buen Cid, pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa,
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada !
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: " En marcha ! "
El cielo sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana
al destierro, con doce de los suyos
-- polvo, sudor y hierro--, el Cid cabalga.
( Manuel Machado )
-- español--
Un ciego sol ponía luz a la estrella blanca de tela. Era la enseña que había entregado Mariana Braccetti y, que flameaba con el viento y las llamas del alba. Iba izada desde el brazo fiero y decidido de Manuel Rojas, el venezolano, que marchaba con una tropa de hombres civiles en jirones raídos. Venían de Pezuela -- bendito barrio --. Unos descalzos, otros con botines mojados, todos bautizados en las aguas de Río Blanco y Río Prieto. Marchaban ansiosos, abrasados de esperanzas, no para el destierro, sino a desterrar las condiciones de esclavitud. El sol cegaba sus ojos, pero alumbraba su porvenir. Iban a manumitir, con machetes y azadones como armas y cañas leñosas de guabas y guayabos --- triste es decirlo-- algunos cargaban pedazos de yagrumos. Repechando montañas, una niña de trenzas negras y de aspecto hético, lloraba al verlos pasar.
( Dra. Lucila Marrero Aizpurúa ).
Castilla
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-- polvo, sudor y hierro-- el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... Quema el sol, el aire abrasa !
A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
-- Buen Cid, pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa,
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada !
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: " En marcha ! "
El cielo sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana
al destierro, con doce de los suyos
-- polvo, sudor y hierro--, el Cid cabalga.
( Manuel Machado )
-- español--
Un ciego sol ponía luz a la estrella blanca de tela. Era la enseña que había entregado Mariana Braccetti y, que flameaba con el viento y las llamas del alba. Iba izada desde el brazo fiero y decidido de Manuel Rojas, el venezolano, que marchaba con una tropa de hombres civiles en jirones raídos. Venían de Pezuela -- bendito barrio --. Unos descalzos, otros con botines mojados, todos bautizados en las aguas de Río Blanco y Río Prieto. Marchaban ansiosos, abrasados de esperanzas, no para el destierro, sino a desterrar las condiciones de esclavitud. El sol cegaba sus ojos, pero alumbraba su porvenir. Iban a manumitir, con machetes y azadones como armas y cañas leñosas de guabas y guayabos --- triste es decirlo-- algunos cargaban pedazos de yagrumos. Repechando montañas, una niña de trenzas negras y de aspecto hético, lloraba al verlos pasar.
jueves, 9 de abril de 2015
La invención del tiempo
El tiempo nunca ha existido.
" Es cualidad de nuestra razón
y no cualidad del mundo".
( Kant ).
Pero el hombre lo ha inventado.
En una particular cajita,
de múltiples dimensiones y diseños
lo apresa para su uso.
Lo puede cronometrar
y le confiere medida.
Lo instala entre los hechos históricos
y lo envuelve en procesos de civilización.
" Eran otros tiempos ".
Vive y actúa bajo la férula de ese fenómeno.
Lo visualisa, lo siente,
pero es un fantasma,
que envuelve a la humanidad
con el alba de sus flotantes tules.
La soledad y el silencio,
son derivaciones del tiempo.
Así como las cualidades
del " bon vin vieux ".
Escapan a la estructura,
el tiempo no puede materializarse.
Si el hombre, en un principio,
habitó las cavernas,
¿ lo hizo por vagancia,
o no tenía tiempo ?
Se nos refiere, que Adán y Eva
no vivieron en antro.
Tampoco tenían tiempo.
Qué curioso y astuto es el hombre,
ha inventado el tiempo,
con tan sólo creérselo.
" Es cualidad de nuestra razón
y no cualidad del mundo".
( Kant ).
Pero el hombre lo ha inventado.
En una particular cajita,
de múltiples dimensiones y diseños
lo apresa para su uso.
Lo puede cronometrar
y le confiere medida.
Lo instala entre los hechos históricos
y lo envuelve en procesos de civilización.
" Eran otros tiempos ".
Vive y actúa bajo la férula de ese fenómeno.
Lo visualisa, lo siente,
pero es un fantasma,
que envuelve a la humanidad
con el alba de sus flotantes tules.
La soledad y el silencio,
son derivaciones del tiempo.
Así como las cualidades
del " bon vin vieux ".
Escapan a la estructura,
el tiempo no puede materializarse.
Si el hombre, en un principio,
habitó las cavernas,
¿ lo hizo por vagancia,
o no tenía tiempo ?
Se nos refiere, que Adán y Eva
no vivieron en antro.
Tampoco tenían tiempo.
Qué curioso y astuto es el hombre,
ha inventado el tiempo,
con tan sólo creérselo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)