lunes, 11 de abril de 2016

En Monte Carlo

La tierra batida de Monte Carlo,
impregnada con el aura del mar.
Muestra que rememora el desierto del Sahara.
La cubre un dosel de cielo blanco y azul.
El granito de la montaña la guardan.
La simetría de los blancos listones,
dictan la cosecha porcentual.
En las gradas " les chapeau " florecen.
Las bolas de tenis esparcen el polvo ladrillero.
En el puerto, el ronco sonido del mítico cuerno,
anuncia la partida de turistas por la dársena.
Entre tanto, los tenistas con su fervor,
sudor y toallas emblemáticas,
limpian sus rostros,
anhelan su victoria.

domingo, 13 de marzo de 2016

Leyenda de la canela y las guayabas

                                                      " Picante es la vida, y puede que sabrosa ".

El árbol se elevaba alto y, desparramaba sus abundantes ramas, conformando un bosque él solito.
Echaba tantas frutas que el suelo a su alrededor formaba un tapiz de tono amarillento y rojizo, además despedía intenso olor, pues era de sabrosas guayabas peras.

" El árbol era un cesto de pájaros ". También un macetero de niños. Su estadio recordaba un meidán árabe, muy animado, donde siempre acudían los niños a jugar y, en tiempo de vendimia, a disfrutar de las guayabas.
Estos eran los predios de la casa pastoral. Edificación de arquitectura alemana, de tejas rojizas y balcón aireado. En su patio fronterizo se elevaba una hilera de verdes pinos. Esta casona se enclavaba sobre un hermoso alcor, frente a la carretera que conducía al pueblo.

Por aquellos años, en el pueblito existían ciertos árboles que atraían la atención de los niños. En la casa del señor Pepe Márquez se elevaba un ampuloso y alto árbol de caimitos, también un arbusto de acerolas. Eran de especial atractivos árboles de mandarinas, granadas, de toronjas que las vigilabas el mayordomo de los González quien trabajaba cuidando el ganado. Si Toño Ramos detectaba movimiento en las hojas del toronjal, que no correspondiera al efecto de la suave brisa, soltaba la ubre de la vaca y enfilaba como un proyectil rumbo a la arboleda, casi siempre agarraba a varios niños, pero si entre ellos figuraban los propios de él, entonces dejaba ir a los demás y se ocupaba de reprender a los suyos.

En el patio interior de la escuela Henry Clay habían sembrado un árbol de canela, donado por un médico hindú, casado con una lareña, Ñeta Quiñones El árbol era la curiosidad de los chicos. Les habían contado que fue traído de un lugar lejano llamado Siry Lanka, por aquel médico trigueño de aspecto triste y cabellos lacio y negro esposo de la maestra. Les atraía el hecho de que el tronco del árbol, para cierta época, espontáneamente abría su corteza y no oponía resistencia cuando los niños con sus manos intentaban despegarlas. La flor de la canela en su configuración era parecida a una margarita, pero gigante.

La iglesia presbiteriana todos los años auspiciaba la actividad de la canela, en la escuela Henry Clay. El médico hindú, Idimha Tagore se presentaba en la escuela y desarrollaba, con lenguaje sencillo, la forma como se industrializaba la canela. También se les instruía sobre la data de cómo en la India tanto el cultivo como la industrialización rudimentaria estaba en manos de la casta Shaladamha y nadie más podía trabajarla. Se le aplicaban sanciones y penalidades al que osara infringir la ley. Esta actividad educativa era gratamente acogida por los niños y se complementaba con escenas dramáticas y música por los mismos estudiantes.

Hubo una época en que el templo presbiteriano se ubicaba en una esquina del centro del pueblo. Estaba construido de mampostería y techado de cinc. Siempre volaban palomas y golondrinas en sus alrededores.

Con la predicación de la doctrina, la voz del ministro retumbaba con un fuerte eco que reverberaba en sonidos repetitivos. Este efecto hacía un tanto difícil, por lo menos para los niños entender el mensaje. Ellos giraban la cabeza buscando en el techo y las paredes, el retumbar del eco.
Los sábado la iglesia ofrecía desayuno a los muchachos que se animaban a llegar por allí.
Esto le proporcionaba una ocasión de diversión y de alegría fuera de la rigidez escolar.

Al pasar los años, creció el número de feligreses y se aprobó la construcción por el presbiterado, de un templo nuevo. Quedó modestamente bello, con patio,jardines y dos amplias plantas. Se trajo el piano que había donado un matrimonio germánico, los Sanders.

El señor Sanders se dedicaba a la compra del café y lo procesaba en el pueblo de Aguadilla.
La señora Sanders, mujer alta y seria de aspecto culta, tendría algún título universitario, pero se desconocía, se dedicaba a las labores del hogar. La señora Sanders acompañaba al piano los himnos que cantaban los feligreses. Para los días navideños, interpretaba villancicos y otras piezas navideñas.
A veces, al término del culto, ella concluía tocando alguna rapsodia húngara de Rachmaninoff. En otras ocasiones, tocaba a Beethoven.

Recuerdo que la silla que acompañaba al piano, era de tope redondo de ébano de brillantez y pulido.
Las patas emulaban las de un cóndor andino, cuyas pezuñas agarraban una bola de cristal transparente que le servía de apoyo. Cuando la señora Sanders murió el piano calló por mucho tiempo.

Las noches del pueblito olían a pan que se doraba en hornos de ladrillos con las intensas llamas de la leña traída de las fincas. Los días de sol, para la época de zafra el viento impregnaba su atmósfera con fuerte olor a caña de azúcar recién segada. También en los meses de la recogida del café, la industria productora de la harina, despedía al cielo, el aromático efluvio del café tostado.

El pastor Álvaro Morales, quien siempre presidió la iglesia, fue trasladado. Se había encariñado tanto a través de los años, que mientras permanecía vacante, volvía con mattress y cobijas a pasar entre días en el pueblito.

Una mañana apareció una joven vestida con mahones oscuros y blusa deportiva, en el pórtico de la High School " . Llevaba calzados unos patines y, la rodeaban otras adolescentes y jóvenes estudiantes. Era hermosa y bellísima, no cesaba de sonreír. Era de labios carnosos pero finamente delineados, nariz perfilada, ojos color café, cabello marrón hasta tocar sus hombros. Lucía pendientes en forma de diminutos patines en plata que destellaban a la luz de la mañana y fulguraban con el movimiento cuando su cabello con sus giros permitían verlos.

Inició una carrera en patines e inmediatamente, para sorpresa de todos se lanzó escalera abajo, recorriendo en patines los doces escalones de concreto de la entrada a la Escuela Superior. Parece que era muy virtuosa con su destreza patinando, porque siguió su carrera apoyándose en las ruedas traseras mientras las ruedas delanteras quedaban levantadas.En un momento acometió  un sesgo y velozmente cruzó la calle, ocasionando que el auto que bajaba frenara. Un poco más adelante, cuando ella se detuvo, el hombre que conducía el auto, también detuvo la marcha y le dijo :
                                         -- Preciosa tu estás acabando de nacer -- Volvió a mirarla con detenimiento, impresionado tanto por la habilidad de su patinaje como por lo bonita.
                                          -- Mi vida debes tener cuidado, para que no sufras un accidente lamentable,                                               mi ángel.

La joven estaba recién matriculada en la Escuela Superior. Era la hija del nuevo ministro presbiteriano. su nombre era Ada Toro.

El programa del servicio evangélico de los domingos por la mañana comenzaba a la 9:00 A.M. Con la Esc. Bíblica, para los niños. Se realizaba en la primera planta. Al mismo tiempo se iniciaba el Estudio Bíblico para los adultos, en la segunda planta.
Cuando terminaban los niños, subían a encontrarse con los adultos,quienes eran sus padres. Se formaba el caos. Salían disparados a jugar, algunos echaban trompos a bailar, otros pretendían formar el juego de las correrías. Las maestras nos esperaban con el dedo índice sobre los labios. María Serrano, una de las maestras, perseguía a los que iban a sentarse en zonas equivocadas.

Los muchachos le llamaban al cambio de los domingo, la hora de roncar. Porque cuando comenzaba el sermón, se dormían. Recuerdo que para evitar el sueño, yo había inventado un método.

Lo que el pastor afirmaba en su disertación, yo lo cambiaba o le cancelaba partes para que armonizara con mi relato.

Una vez el pastor hablaba sobre la mujer que padecía flujo de sangre. Destacaba la gran multitud que rodeaba a Jesús. No indicaba el nombre de la enferma, ni los trabajos para llegar a tocarle el manto a Jesús. A mí me evocaba esa circunstancia a Isabel la Zumba, que logró escurrirse hasta llegar donde  don Luis Muñoz Marín articulaba su oratoria. Después decía :
                                                         -- Perdí el prendedor pero lo toqué.
                                                             Y se me quitó el dolor de muela.
En mi narración que murmuraba, la mujer del flujo se llamaba Isabel, dentro de la multitud le ocasionaban moretones, iba desgreñada y sudorosa, se dio una caída, empujada por la muchedumbre y, perdió un antiguo prendedor de oro, única prenda que le quedaba después de vender las demás para pagar a los médicos.

Ese domingo, cuando se entonaron los himnos, al fondo se escuchaba un precioso recorrido de las teclas del piano, que habían dormido, después de la muerte de la señora Sanders. Los ojos de los feligreses tenían un solo objetivo, la pianista que arrancaba tan melodioso acompañamiento. Pareciera que la belleza de ella se transfiguraba en la ternura de la música del piano. Aquella sublime pianista era Ada Toro.

Lo que pude colegir del rostro de Ada, si bien era majestuoso, me impresionó que asomaba una faz ominosa y esotérica. Mientras tocaba el piano, no se quitaba los espejuelos. Se hundía en un mundo particular, con una actitud circunspecta mientras ejecutaba la música.

Ada, en su interioridad, anhelaba ver al hombre que le dirigió unas palabras amables. Un día fue acompañada de dos amigas al colmadito de la esquina, cerca de la casa pastoral. Iban a comprar helados. Ada notó que el auto nuevo, un ford de 1948, de color azul oscuro y llantas blancas, estaba estacionado frente al colmado. Advierte que el conductor estaba ausente de aquel lugar. Sus amigas y ella se acercaron al auto y miraban al interior. El dueño del vehículo que había salido con unos amigos, llegó en ese momento, al bajarse se percató de que las muchachas contemplaban su automóvil.
                                      -- ¿ Les gusta? ¿ Quieren un paseo?
Las chicas rieron y Ada se adelantó, le extendió la mano y le expresó las gracias. Ella le preguntó por su nombre.
                                             --- me llamo Juan González, me dicen juanito -- le contestó él.
                                             -- ¿ Y el tuyo ? --Le preguntó, Juan.
                                              -- Ada Toro, vivo en esa casa.
Juanito miró la casa pastoral y luego la iglesia.
                                                -- ¿ Eres hija del ministro?
Ada contestó con gesto de su cabeza y sonreía.

Eran las siete de la noche, cuando mi padre me envió a comprar pan al panadería. Yo caminaba cerca de la casa pastoral, Se oía el piano en la noche tranquila. Aquella era música clásica. Al pasar frente al colmado, vi a Janito mirando fijamente donde se originaba la música. Ya cuando regresaba con el pan, me di cuenta que Ada, desde el balcón, le hacía señas a Juanito y ambos se comunicaban con aquel lenguaje de signos manuales.

A Juan le llamaban el Negro Caña. Era hombre de buen vestir, orgulloso y un lince. se dedicaba a la venta de automóviles. Al transcurrir tres meses, en Lares se conocía del romance entre Ada y el Negro Caña. Dicho romance había provocado una anomalía en el seno del hogar de la familia cristiana, Juan era casado. Los feligreses padecían, para entonces, un bochorno colectivo. El amorío trajo trastorno y crisis emocional tanto a la familia Toro, como a la familia González Galarza.

Llegó el momento en que dos golpes de adversidad, destruían los cimientos de la familia Toro.
El reverendo quedó paralítico y Ada embarazada. Después la familia Toro se trasladó a Boquerón. El Negro Caña embarcó hacia Estados Unidos, Desapareció el ambiente de zozobra y terminaron los infortunios.


Eran tiempos nuevos. Una generación de jóvenes quiso innovar la iglesia. Sacaron los largos bancos de caoba de valor histórico, pues los había fabricado un reputado ebanista en la década del cuarenta. Los arrumbaron en la intemperie donde la acción de los elementos del deterioro los pudrió. Le tocó el mismo destino al piano que había donado la señora Sanders. En su lugar trajeron cornetas, bajo, panderetas, bongoces, maracas, etc. Para sentarse, usaron sillas desplegables metálicas.
Cambiaron el púlpito hacia el costado del templo. Anularon los viejos himnarios y trajeron nuevos himnos parecidos al reguetón.
Los antiguos feligreses comenzaron el camino de alejarse de la iglesia. El malestar iba tomando proporciones alarmantes. Cierto día el joven pastor junto a los jóvenes del snobismo, se desprendieron y formaron institución aparte.

Lo que no pudieron innovar fueron los viejos preceptos bíblicos ni la forma paupérrima en que nació Jesús.

sábado, 5 de marzo de 2016

Los puñales de Jorge Luis Borges

                                Bodegones

                               " Tanta dureza, tanta fe, tanta impasible o inocente soberbia,
                                 y los años pasan, inútiles. A veces me da lástima ". ( Borges ).

Era una vieja casa de piedras.
Me encontré con ella, la primavera en que estuve de viaje. Nos llevaron a la antigua edificación por un camino de barro, propio para calesa. La presidían árboles a lo largo del camino y, ya frente a la antigua casona, a los costados del porche habían jardines y árboles de robles que ofrecían flores rosadas abundantes en sus ramas y sobre el césped.

Todos entramos al aposento y nos maravillamos al descubrir, que las paredes interiores carecían de ornamento. Se veían las piedras vivas sin ningún disimulo. Sin embargo, el piso era de losas pulidas. fuimos a una pieza con aspecto de despacho. Allí destacaba una preciosa mesa de nogal lustrado y, sobre ella una lámpara de aceite que arrojaba una débil luz, pero suficiente para encender de tal manera a la docena de puñales en exhibición, que parecía saltar desde sus hojas esmeriladas, pavesas de luz que chispeaban en la penumbra.

Estaban ordenados en un círculo, con las empuñaduras hacia afuera y las puntas de acero toledanas, hacia dentro, formando la rueda de una carreta pampera.
Posaban sobre una límpida tela de seda blanca cuyos extremos en brocal, habían sido tejidos con hilo rojo. En el espacio que simbolizaba el eje, todas aquellas afiladas puntas señalaban a una manzana rojísima y hermosa que yacía.

Pensé en aquella pieza literaria de sobriedad absoluta, titulada " Los puñales ", de Borges,
( Nueva antología personal, J. L. Borges, p. 59 ). Donde se afirma que el puñal se forjó para matar.
En la pequeña prosa, el cuchillo tiene una predisposición vampiresa, " quiere derramar brusca
sangre ". Aquí el puñal es un instrumento trágico, su designio es cegar una vida. Esa peligrosa hoja amenaza como si fuera un desnudo cable eléctrico, pero es bello y atrae como una tentación.
                             " Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él ".
Es una sierpe viperina, callada, pero alerta y en acecho.

Este puñal al que alude Borges ha estado guardado mucho tiempo y, como se le han dado propiedades de vitalidad, ha dormido en la sombra, con alma de obediencia y con una latente agresividad :
                             " ... la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera;    
                                    la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina ".

Como quien dice : también cumpliría el letal propósito de un amo, que
                                     " sonríe con el cuchillo bajo la capa ";
y lo envía a que busque certeramente un cálido corazón.

Borges afirma :
                                     " Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha
                                        de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un
                                        fin muy preciso. Quiere matar ".

El bodegón niega esa tesis. Arriba del círculo o rueda de carreta de puñales desnudos, fueron distribuídas en forma rectangular, las doces cartucheras negras con algunos botones plateados como estrellas de la noche.

La manzana roja no representa allí, un corazón abatido, es signo de todas las cosas que en la naturaleza y en la vida, el hombre aplicaría el instrumento cortante para auxiliarse en el desempeño de las tareas cotidianas campestre. Sobre ellas un cartel que expresa :
                         
                                       " No fueron creados para matar,
                                          se forjaron para obrar ".


domingo, 28 de febrero de 2016

Igualdad a través de soberanía

El ex gobernador de Puerto Rico Carlos Romero Barceló, tiene razón y verdad, al expresar que no se debe alentar al público, en la defensa de la estadidad, en su objetivo táctico para que los ciudadanos la elijan y la respalden. Que en vez de esa posición, se seleccione la estrategia de pedir al Congreso de los Estados Unidos, la igualdad política. Naturalmente, si el Congreso otorgara a los puertorriqueños, la igualdad política, mediante un consentimiento del 60% de los votantes, estarían otorgándole o la estadidad o la independencia. Romero reconoce que la ardua gestión política en favor de la estadidad en el Congreso es arar en el mar.

En un artículo, El miedo a la libertad, ( El Nuevo Día, 6 de abril, de 2012 ), del profesor retirado de la U. P. R. Hiram Lozada, expresaba : " ... que la única libertad que apoya el Estado Libre Asociado ( E. L. A. ), es la libertad de la conveniencia partidista titubeante. Si el colonialismo fuera lo mejor de dos mundos, como postula el Partido Popular, las colonias británicas en Norteamérica no se hubieran separado nunca de Inglaterra para advenir a la independencia ".

Pero Romero Barceló tampoco busca la libertad. Busca más dinero, que es como se ha demostrado, echar agua en una canasta de recoger café. No se habla de fortalecer los cimientos de la dignidad de un pueblo y a través de la libertad, adquirir la igualdad con los pueblos del mundo.

En las elecciones del 1964 el Partido Popular hablaba del Propósito de Puerto Rico en su programa de campaña, hoy sabemos en qué arribó aquel propósito. Ahora se habla del propósito de Romero Barceló : gestionar más fondos federales. ¿ Cómo los administrarán las esferas locales? Vale decir, los buitres del patio.

En El Nuevo Día, viernes 26 de febrero, 2016 se informa de un fraude de $10 millones de dólares a Medicaid. La jefa de fiscalía federal, Rosa Emilia Rodríguez Vélez, dice : " Nos debemos sentir indignados. ¿ Cómo puede ser que por un lado le estemos solicitando al Congreso más fondos para Medicaid en Puerto Rico, mientras por orto lado tenemos estos criminales robando descaradamente lo que tenemos asignado ? "

En la misma edición del diario se relata de otras situaciones dolosas. En Bayamón el monto del fraude fue de $ 67 millones de dólares. La obra la califican de " desastre y disparate que no tenía objetivo social ". Así también ocurrió en el barrio Luján de Vieques, y en Cayo Largo en Fajardo.

Una periodista que entrevista a Carlos Romero Barceló le pregunta : A ¿ qué se dedica usted ?
Romero responde : Sigo mi profesión de abogado y tengo clientes que les doy consejos legales, nos reunimos, y cuando van a hacer inversiones me llaman. Tengo mi licencia de bienes raíces, pero eso no se está moviendo gran cosa.

La misma periodista, Limarys Suárez Torres , recibe la contestación del salubrista Dr. José Vargas Vidot, quien es candidato independiente al Senado :
                     
                         " Mi aspiración no tiene que ver con hacer más leyes, sino con usar la posición para
                            mover política pública y lograr rendición de cuenta. Este senador va estar velando
                            quién cierra las malditas puertas a los necesitados ".

Rubén Berríos Martínez alude a una definición clásica de nación expuesta en 1823 por el parlamentarista inglés, Edmund Burke : " Una nación no es sólo un concepto de agrupación momentánea de individuos; es un concepto de continuidad. Es una elección deliberada de los tiempos y las generaciones. No es una asociación en cosas útiles sólo a la burda existencia animal de naturaleza temporal y perecedera. Es una asociación no sólo entre los vivos, sino también entre los que han muerto y los que aún no han nacido ".

En esta definición se tocan tres puntos esenciales :

( 1 ) El concepto de continuidad. Se llama a la nación a un desarrollo en perennidad, pero sólo puede ofrecer ese desarrollo continuo la soberanía del país.
José de Diego, sostiene que " en el derecho público moderno, ciudadanía y soberanía son conceptos recíprocos e inseparables, siendo la soberanía el poder que emana de la ciudadanía, ésta la única fuente de la soberanía ".

Tanto la ciudadanía como la soberanía se mueven continuamente en desarrollo de una acelerada base de civilización y una búsqueda constante de igualdad universal.

( 2 ) " Es una asociación no sólo entre los vivos, sino también entre los que han muerto ".
La nación guarda en el Campo Santo a quienes ayudaron a fundarla y desarrollarla.
Agricultores, trabajadores de toda índole, artistas de toda naturaleza, próceres y los que desarrollaron su literatura y la elevaron a sitial de lengua literaria. Se tiene memoria colectiva y memoria de Estado que enorgullece la patria.

( 3 ) " ... y los que aún no han nacido ".
Las generaciones venideras tendrán el amparo de la ciudadanía con la investidura de seres soberanos y vendrán a unirse e integrarse a la continuidad de la nación en todos los ámbitos que la engrandece.

Rubén Berríos Martínez afirma en su libro, Nacionalidad y Plebiscito que " El Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado ha reconocido todos los aspectos importantes de nuestra propuesta ".

Se otorgará la soberanía y se abrirá un proceso para desarrollar y fortalecer la independencia mediante diez años de ayuda federal dentro de un orden de lazos de amistad ente Estados Unidos y Puerto Rico, y para que dé margen a relaciones económicas mutuamente beneficiosas entre las dos naciones después de una transición ordenada.

Al momento, ya no hay esa adhesión ni ese discipulado ni el calor apasionado en el apostolado por la naturaleza republicana del gobierno de los Estados Unidos. Hay al presente, un oportunismo, como una vía perdida entre boscaje a través de la cual se disimula intenciones de saqueos y aprovechamientos leoninos. Sólo se entregan como decía Jorge Luis Borge, a los naipes del tahúr.


jueves, 25 de febrero de 2016

EL arte del tenis

                                 ( Juego, locura, poesía, humor, se alían como mezclas alquímicas,
                                   como una jocosa irreverencia, como un espejismo y dentro de lo lúdico
                                   el arte ). M. Vargas Llosa.


A veces, el juego del tenis
es un partido silencioso;
sugiere un sueño suspirante y suspicaz,
pero el rigor acusa la intención
de convertir la bola en mensajera alada
para que capture,
un grano de maíz en un determinado
punto y, vuele a las manos,
seguida todo el tiempo,
por una silente, pero obsesiva mirada
como un rayo láser,
directo de un ángulo al otro :
sin agresividad, con emotividad :
todo el juego tiene un sólo tono,
una ola rítmica de ida y resaca :
la bola es una paloma blanca,
que el sol, luna o luz,
la enciende fosforescente;
los tenistas no la azotan, no;
alzan las manos y la echan al aire :
al comienzo el tenis
se va transformando en un bello arte :
y los tenistas ejecutan atrevidos
pasos de ballet :
el salto de Gael Monphil,
con sus piernas extendidas,
la raqueta en medio de ellas,
convertida en un ramo de rosas doradas :
Serena William, se desliza en el aire,
sobre el escenario y, por magia
torna la raqueta en báculo;
sólo un toque de alas al vuelo
se ha sentido y, cuando aparecen
las prodigiosas jugadas,
estallan los ruidos,
se rompe el silencio
como si la atmósfera
se quebrara en cristales,
pero el árbitro expresa
una palabrita mágica
como la mordida de un chicle
o la tirada de un beso
y se apagan los rumores.

martes, 16 de febrero de 2016

La derecha, estructuralmente perversa

                                    " Aún falta mucho para hablar de la rama de olivo "
                                                                             ( Yasser Arafat ).

Hay en cualquier parte,
una sociedad atroz, que labora noche y día
por permanecer o subvertir, para imperar
y birlar, saquear y destruir esperanzas
a otra sociedad mayor de cualquier hemisferio.

Dentro de esa colectividad, hierve un gentío
del averno, que echa carbón al horno
y, con su humo oscuro, desorienta y desestabiliza.
Tienen cristales que destellan fuego
para cegar en ocasiones, para abrasar y arrasar.

El combustible que le da fuerza y enardece
su odio y pasiones, asola y devasta,
reduce, suprime, engaña.
Enarbola enseña negra del mal,
todo por los recursos preciosos
no estén destinados a los pobres
y a todos en balanza.

El papiro diseña campañas que dañan veritas.
Las imágenes tuercen tiempo y lugares.
Centros de comunicación que evaden evidencias.
Pascuas de avances sociales enaltecedores
quedan en las sombras internacionales.

Oh Francisco, alas para los pueblos que huyen
con hambre, frío y heridos.
que arrastran su muertos y niños.
Gracias por tu abrigo.
Si tu alba pura destellara en la conciencia
de aquéllos que diseminan el hollín
y no permiten ni tierra ni hogares.

Francisco deslúmbralos con tu blancura.
Bendícelos con tu coraje.

domingo, 14 de febrero de 2016

Daniel Santos, entre celdas

                                  ( A cien años de su nacimiento ).


Cuando estuvo en cárceles, Daniel Santos,
no se detenía en horas ni tiempo.
La soledad que angustia, no le tocó.
Las rejas y cerrojos volaban en sombras.
Sus ojos no cataban el encierro,
porque era de hierro su obsesiva voluntad.
De día y de noche silbaba canciones,
que hilaba en su mente la cadenciosa
alma del artista, pensando en calles,
mujeres, amigos, tragos y pueblo.
pensando en dos Pedro y un Rafael.
Espera una mítica carta.
Y en su ilusión brinda y apura,
por una pura y lejana Linda.