jueves, 2 de febrero de 2012

La Boda de la abuela Margarita

Poema

Era de mañana en un campo lejano,
cuando la ayudaban a subir
en ancas del caballo.
Margarita estaba fresca y alba.
Del frasco oloroso,
se asperjó con efluvios
y la fragancia a rosas,
encendía su nupcial ilusión.
Frente a quella casa                             
de maderas trabajadas
al bruto, con sierra manual,
comenzaba el camino.
Era tortuoso coronado
de cafetos y guabas.
Iba ataviada de blanco,
con sencilla tela de algodón.
De diminutas flores amarillas.
Pero el atuendo de novia
exigía algunos detalles,
allá en una residencia del pueblo.
Cuando ya no se veían
ni la casa ni se oía
la algazara de tono melancólico,
Margarita retuvo la imagen
de aquel débil brazo,
que agitaba al aire,
la mano que impartía
ternura en su espíritu.
Sólo su recio padre,
también vestido de blanco.
tiraba de las bridas de la jaca.
En el silencio del camino
y el sentimiento del albur,
se oían la oropéndula
y la calandria y se descubría
unas lágrima en sus ojos.
y la

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