miércoles, 22 de febrero de 2012

Las quebradas

" Físicamente el entorno geográfico que determina, con precisión, al pueblo de Lares que separa o une las tierras pulpas de barro. De las pedregosas sembradas de mogotes de piedra caliza, que suben hasta las crestas de la cordillera central, que se escurren hasta las llanuras de la costa norte. El río Guajataca separa un mundo del otro. Las quebradas de Los Muertos, la Sin Nombre, la de Santa Rosa, que más abajo se convierte en la del Anón, terminan de rodear el lugar preciso del planeta donde está el aquí del pueblo de Lares". ( Luis Garrastegui, Pecado de Omisión ).

" Las florecillas de los campos se descollaban y erguían y, los líquidos cristales de los arroyuelos, murmurando por entre las blancas y pardas guijas, iban a dar tributos a los ríos que los esperaban. La tierra alegre, el cielo claro, el aire limpio, la luz serena ".
( Cervantes, Don Quijote, tomo 11, Cap. XXXV ).

De Cervantes a Garrastegui no va mucho trecho, porque el arte es como el amor, nos ofrece momentos felices aunque los pinceles estampen diferentes trazos.

Entre la humedad, el frescor, lianas, ramajes suspendidos, la espesura de la vegetación y la soledad, discurren sus aguas rumorosas. Afuera, la algarabía, los signos del carnaval, el torbellino de los autos. Adentro, la pubis del boscaje, la intimidad del monte, los chofos de la aldea. Hay un pájaro que piensa y, no es búho,vigilante sobre una toba oscura, pescador por instinto, por estos pagos le llaman Martinete. Asecha con la vista y, su canto es la sugerencia de un graznar. Es el individuo solapado y callado de las quebradas.La paz y los trinos, la paz y las sombras. Al paso de las aguas de la quebrada, la hojarasca le tiende alfombra. -- La Yumbra del poeta lareño está presente, Samuel Lugo ya también, en el silencio de los estratos umbrosos. La plática de las corrientes con las negras piedras, los verdes helechos siempre asintiendo a los chismes de las somníferas aguas. El helado rocío se desvanece cuando el sol filtra los ramajes y la pedrería preciosa sobre los cáliz de las hojas de malangas y de yautías resplandecen en fulgores cromáticos. El yagrumo lanza sus hojas, por un lado de plata y, por otro morada, sobre las humildes aguas desnudas para fingir la parra de sus verguenzas. Allí se desagua el pueblo por la hendija del himen de liquen y musgos. Aquí canta el coquí sus agudos de Mozart. Pero estas aguas que el cafeto aroma entre frondas, a las que De Diego, también aromara con Las Pomarrosas :
"Nacen las pomarrosas
pálidas, escondidas, aromosas,
lejos del sol, como los versos míos."
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"Cantan las aguas sus claras sonatas,
si por los valles cruzando van
y arrullan quejas más leves y gratas,
del hondo bosque por la honda paz."

En la penumbra de la tarde a orilla de la quebrada, mujeres becquerianas de cabellos de oro y jóvenes de estirpe de aborigen, de cabellos nochescos, de rocío crespuscular peinan sus hermosas cabezas. Hay ciertas quebradas que sufren círculos dantescos : herida está la vista, mancillado el lecho. Escombros de fierros oxidados cortan como proas encalladas unas corriente agonizante. Un niño pudiera decir en una trasferencia de ejercicio escolar : las gomas, latas, cristales, tubos, alambres, plásticos... no son de ahí.

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